ESPECTACULOS
cine

El fin del silencio

Mi papá filmó desde que yo nací hasta el momento de su muerte. Como muchas personas de clase media en los 90, viajó a Europa, se compró una cámara y retrató horas y horas de vida familiar.

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Pasado. Por medio del documental, la autora desentraña cómo fue la vida de su padre, quien durante décadas se vio obligado a ocultar su homosexualidad. | INI

Mi papá filmó desde que yo nací hasta el momento de su muerte. Como muchas personas de clase media en los 90, viajó a Europa, se compró una cámara y retrató horas y horas de vida familiar. Más tarde conocí a sus amigos y amigas, lesbianas, trans y homosexuales. Todxs ellxs pasan los 60. Entonces, una parte de la vida de Jaime, invisible para mí, se empezó a revelar. Una que por el peso del estigma me estaba vedada.

El silencio es un cuerpo que cae es mi primera película, y relata parte de esa historia. Se construye con recortes de esas 160 horas que filmó mi papá y entrevistas a lxs amigxs que lo conocieron antes de su casamiento.

Jaime amó a unos cuantos hombres y después a una mujer, mi mamá. Tuvo una sola hija, que soy yo y nunca contó nada de su vida anterior. Porque en una sociedad como la nuestra no era viable, porque la violencia fue/es tanta, que se nos mete en el cuerpo y nos quita la voz. Me acuerdo de su cuello, siempre tenso.

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La cuestión de hacer público o no un relato privado, fue un tema que me preocupó y ocupó durante todos los años que duró el proceso de hacer la película. ¿Cómo contar la propia historia cuando también es la historia de otrxs? ¿Para qué contar secretos cuando se puso tanto empeño en conservarlos y no precisamente con miseria o maldad? ¿Por qué intentar que otrxs hablen de eso que les cuesta tanto decir?

Corría julio del 2010, el último año del primer mandato de Cristina, en una plaza llena y feliz como nunca vi. Se acababa de aprobar la Ley de Matrimonio Igualitario. Ese día una mujer con un megáfono en la mano dijo que esa conquista no era solo nuestra, que caminábamos sobre huellas. Orgullo, esa palabra enorme que llevamos como bandera, nosotrxs, lxs disidentes, se me hizo cuerpo ese día. Entendí que yo era una hija orgullosa. Orgullosa de Jaime, pero también de mi mamá, que a pesar de la violencia de una ciudad retrógrada como Córdoba habían encontrado la manera de amarse. Orgullosa de esas madres y padres que supe conseguir, que son lxs amigxs de Jaime que tanto me enseñaron y que tan generosamente pusieron luego el cuerpo y la voz para ayudarme a hablar de esos silencios tan dolorosos.

Pasaron los años y todo cambió mucho. De repente hoy hay series mainstream con protagonistas gays, trans y lesbianas. Algo muy bueno, impensable un par de años atrás. Pero la expectativa de vida de una mujer trans en nuestro país sigue siendo de 35 años. ¿Qué pasa que esa supuesta aceptación no se traduce en calidad de vida? En estos tiempos de historias de Instagram ¿qué es lo silenciado, lo invisibilizado? Algo en nuestra lucha se volvió digerible. Y es que hay un montón de personas que celebran la diversidad, pero es una diversidad blanca, de clase media y aparentemente sin pasado. No muy diversa en definitiva. No hacen memoria de las violencias, porque para qué recordar. Una vez más. La vieja historia del “dejarlo atrás”. Sobrados son los casos de políticas del olvido en materia de derechos humanos en el mundo, por ejemplo, el de todos aquellos que cuestionan que se siga reflexionando, condenando y juzgando los crímenes de Estado y la complicidad civil de las dictaduras de Latinoamérica y el mundo.

En la última Marcha del Orgullo un pibe levantaba una bandera que decía: “Con ser gay no es suficiente”. Y no, no alcanza, si no, recordamos que caminamos sobre huellas, y que esas huellas tienen el peso y el dolor de la historia, nos convertimos en remera.

Me parece que en esa imposibilidad de ser deglutido, en ese ser disidencia y no diversidad, es donde radica la potencia. La que pretende, y puede terminar con todas las formas de opresión y sujeción. Porque, finalmente, todas vienen del mismo sitio.

*Directora de El silencio es un cuerpo que cae y guionista.