El casamiento de Tom Cruise y Katie Holmes se celebrará este sábado en un castillo medieval a unos treinta kilómetros de la capital de Italia, Roma. Y por supuesto, será oficiada bajo el rito nupcial de la Iglesia de la Cienciología, de la que los astros de Hollywood son adeptos.
El actor de Misión Imposible practica esa religión y se unirá a su novia de esta manera. En Estados Unidos está considerada una institución pero en Europa la miran de reojo y creen que es una secta.
La prensa italiana señaló que el hecho que no haya sido convocado un sacerdote ni el alcalde de la localidad confirma que la pareja decidió unirse según el rito de esa institución, una controvertida organización religiosa que fue fundada en los Estados Unidos hace más de cincuenta años, en 1954, por el escritor de ciencia ficción L. Ron Hubbard.
La organización propone varios “modelos” de ceremonia nupcial para sus miembros “según el grado de solemnidad, que también depende del deseo de la pareja”, según ilustró el vocero de la iglesia italiana, Fabrizio D'Agostino.
En algunos de esos “modelos”, el celebrante –al parecer, en este caso, el máximo representante de ese credo en los Estados Unidos, David Miscavige– formula, ante familiares y amigos, al futuro esposo: “¿Promete quedarse con ella aún si ella cuenta con buena o mala salud? ¿Cuando será vieja?”
En ese sentido, el ritual de la Cienciología –que está considerada una religión en sí misma en los Estados Unidos pero en Europa la identifican como una secta– le recuerda a la mujer que el marido “puede querer tanto extravagancias como necesidades”.
“Las mujeres necesitan vestidos, comida, cariño y cosas superficiales, como una cacerola, un peine o un gato, tal vez. Puro capricho si quieren, pero lo necesitan”, afirma el celebrante, según contó el vocero de esa iglesia en Francia.
El ministro “cienciólogo” –en general, vestido para la ocasión con traje negro y una cruz de plata– continúa entonces dirigiéndose a la novia, a quien le sugiere: “¿Aceptás su fortuna tanto en el apogeo como en su declive?”, a la vez que le recuerda que el matrimonio es una “promesa comprometedora”.
Finalmente, después de numerosas preguntas y recomendaciones, fundadas en una concepción precisa del rol y de las necesidades del hombre y la mujer, los esposos pueden entonces intercambiar los anillos.