No rompe nada, ni vuelca vasos. No se cae, ni se tropieza. Tampoco habla demasiado –a menos que sea otro el que le saca charla—y se ruboriza cuando le hacen una broma. Alejandro Wiebe, más conocido como Marley (apodo que le puso Nicolás Repetto en Fax), se sentó solo en el micro que lo lleva al Glaciar Perito Moreno y mira de reojo, echando de vez en cuando alguna que otra sonrisa, al equipo de diez famosos que invitó para grabar dos programas de O disea Argentina, la coproducción entre Nanuk y Telefe Contenidos que acaba de estrenarse y por el cual pasarán más de 60 participantes. “Es un programa que tiene mucha llegada a la familia. En su primera edición, hizo 30 puntos de rating y la segunda llegó a 35. A los chicos les encanta con el tema de los bichos y las comidas asquerosas”, se entusiasma el conductor que en mayo cumplirá 17 años en la televisión.
—Antes, el ciclo se grababa en Costa Rica. ¿Por qué eligieron como escenario a la Argentina en esta ocasión?
—Por varias razones. Al grabar en Costa Rica, estábamos promocionando ese país. Como nos llegaron propuestas para producir el programa en otros lugares del mundo, n os interesó más mostrar la Argentina, con todas las magníficas locaciones que hay acá.
—Por eso eligieron lugares turísticos: Calafate, Cataratas del Iguazú, Quebrada de Humahuaca y Las Leñas…
—Claro. Antes de empezar, hablamos con la Secretaría de Turismo y logramos el apoyo del gobierno, que fue fundamental para poder grabar en Parques Nacionales. Lo bueno es recordarles a los argentinos los lugares que pueden visitar en nuestro país porque, muchas veces, nos vamos de vacaciones a Brasil y nos olvidamos de todo lo lindo que hay acá. Y son paisajes únicos, con una variedad increíble de vegetación y clima. Era una picardía no grabar acá.
—Supongo que los costos también habrán pesado a la hora de tomar la decisión.
—No te creas. Es verdad que suena más a mega-producción el hecho de llevar a un invitado a un lugar medio desconocido y bien lejos. Pero, en realidad, es más caro y complicado hacerlo acá, donde hay que trasladar en camiones de una punta a la otra del país escenografías gigantes. Además, estamos grabando en cuatro locaciones e invitamos a más famosos. En Costa Rica, llevábamos sólo cuatro famosos por programa, acá son diez.
—¿No es más barato entonces?
—No, al contrario. Estamos gastando más plata acá en Argentina que en Costa Rica. El tema del transporte es más oneroso que grabar todo en una misma locación.
—¿Tenés pensado volver con Por el mundo?
—Estoy viendo. Ya va en su octava repetición y está primero en el horario. Por el mundo logró la combinación de ser un programa de cultura, humor y viajes. Me dan ganas de volver, pero voy a ver si lo puedo hacer este año, porque antes tengo otros proyectos.
—¿Cuáles?
—Voy a hacer un programa para los sábados a la noche. Estoy pensando en conducirlo con Florencia Peña. Nos llevamos bárbaro.
—¿Cuál es la diferencia entre trabajar en el extranjero y en el país?
—Que la gente te conoce. Tenés el cariño de la gente que te ayuda mucho y, a su vez, también te la pueden hacer más difícil. Y trabajas más cómodo porque es tu idioma, tu país, tu gente, tus costumbres. Y porque no te vas tanto tiempo de tu casa. Antes, cuando hacía Odisea o Por el mundo, sufría estar lejos de mi casa durante tanto tiempo.
—¡Lo único que falta! ¿No te gusta viajar?
—Me encanta, pero siempre necesito volver a la Argentina. Nunca me iría del país, me han ofrecido trabajar en otros países, pero siempre lo rechacé.
—¿Qué es lo que más extrañas cuando te vas?
—A mi familia y a mi perro, pobrecito, que no entiende por qué desaparezco de repente. Disfruto mucho estar en casa, pero ya tuve suficiente. Después de haber hecho Operación Triunfo 3 y Por el mundial, me tomé medio año sabático para tener un poco más de vida personal y salir a bailar con amigos. A veces, es necesario.
—Si tuvieses que elegir una ciudad para vivir, ¿cuál sería?
—Nueva York, Londres o Sydney. Son ciudades grandes y muy divertidas. Egipto y Tailandia me gustan mucho, pero no viviría ahí.
—¿Y en cuál te negarías por completo?
—Haití o Irak; países en los que hay conflictos políticos y guerras. Nunca podría vivir en un lugar donde no sabés si vas a estar vivo al día siguiente.
—Viajás y conocés lugares mientras trabajás: el sueño de cualquiera. ¿Qué otras cosas te dio tu carrera?
—Conocer mucha gente. Tengo buena relación con muchos famosos porque en mis programas interactúo constantemente con ellos. Son muchos años de trabajo y nunca fui irrespetuoso con ellos. Eso vuelve, todos tienen buena onda conmigo, cosa que no es tan común en la televisión. Ese es mi gran capital; la buena onda.
—Cuando uno ve Por el mundo, se pregunta cómo hace Marley para llevarse tan bien con las conductoras invitadas. ¿Cuál es la clave para congeniar con todas, al menos frente a cámaras?
—Soy fácil…en el buen sentido (risas). No soy de enojarme con nadie, es muy difícil que me pelee con alguien. No soy conflictivo, no soy estrella, no me importa parecer más que el otro. Si hay una conductora invitada, prefiero que hable ella sola, pero tener la confianza suficiente como para que cuando le digo una barbaridad no se ofenda. Como pasa con Florencia Peña o Georgina Barbarossa…
—¿Te llevás mejor con las mujeres?
—A muchos hombres no invité. Estuve con Julián Weich y con Horacio Cabak, con quienes me llevé muy bien. Pero, como dije antes, si veo que hay un problema soy capaz de bajarlo, al igual que en mi vida personal. Si viene alguien y me empieza a pelear, trato de resolverlo, por más que el otro no tenga la razón. Por eso cuando en mi programa viene una conductora con el ego enorme, soy capaz de rebajarme para que no haya choques. Me importa más el resultado final del programa a que mi ego quede intacto, me importa mucho más la imagen de mi programa y del canal que la mía propia. Odio las peleas.
— Sos un pésimo negocio para los programas de chimentos…
—Sí. No es que sea la reencarnación de la Madre Teresa de Calcuta, pero no me siento cómodo en los escándalos. Soy lo peor que les pudo haber pasado en la vida (Risas).