A simple vista, la casa de los participantes de Grande Fratello 7 –la edición italiana de Gran Hermano- es muchísimo más lujosa y confortable que el estudio de Martínez, en el que conviven los jugadores argentinos. Pero, a veces, las apariencias engañan...
A un costado de la casa principal hay un ómnibus con todo el aspecto de haber sido abandonado varias décadas atrás. Por dentro, está ambientado como si se tratara de un basurero. Ahí van a parar los concursantes que resultan nominados. Allí duermen, comen, hacen sus necesidades y pasan sus días entre butacas destrozadas. El que resulte favorecido en la votación, puede volver a los lujos de la casa. El elegido por el público para abandonar el juego, va directamente del "basurero" a la calle.
El pasaje de los concursantes de una casa a la otra tampoco es muy feliz... Luego de conocerse las nominaciones, son literalmente lanzados –a través de un tubo- a las inmediaciones del micro. Sólo amortigua el golpe de la caída una docena de bolsas llenas de residuos. Pero como tampoco es cuestión de que los muchachos se lastimen, Gran Hermano los provee de escafandras, gorros de piel, botas y campera para soportar mejor la caída.
A diferencia de la edición vernácula, en la que fueron 18, en Grande Fratello fueron veinte los concursantes que entraron al juego. Nueve mujeres y once varones que hicieron lo posible por no abandonar las comodidades de la casa, que está considerada una de las más lujosas de todos los Gran Hermano del mundo. Sin embargo, a esta altura son sólo unos pocos los que pudieron zafar de conocer el micro abandonado.
Todavía están en juego 13 concursantes. Tres de ellos – Alfredo, Raniero y Gabriele- comparten esta semana el espacio reducido que ofrece el rodado.
Pero no sólo los nominados son condenados a pasar una semana en el micro. En Grande Fratello 7 hay pruebas semanales individuales. Los premios van variando, pero el castigo siempre es el mismo: olvidarse por una semana de la comodidad de la cama, el jacuzzi, el lavavajillas y el bidet.
La iniciativa de contar con dos casas –totalmente opuestas- fue muy criticada en Italia. Sin embargo, muchos fans del programa consideran que es una buena posibilidad para premiar y castigar -en cámara- a los participantes.