El año pasado, cuenta Romina Gaetani, una productora le ofreció convertirse en “la actriz de telenovela que canta”, pero no quiso. La oferta le sirvió como impulso para componer canciones propias, armar una banda y grabar un disco. Esos son los planes que esta actriz de 36 años tiene para 2014, cuando ya se bajó de la tira de Sebastián Ortega Viudas e hijos del rock and roll, por temas personales. El año pasado fue parte del elenco de Triste golondrina macho, obra de Manuel Puig, dirigida por Guillermo Arengo –con quien se la vinculó sentimentalmente, mientras él se separaba de Julieta Vallina y lo desmintieron–, en el teatro Regio. “Yo empecé mi carrera trabajando en comedias musicales y grabé algunas canciones con Cris Morena. Pero ahora tengo un proyecto musical propio, con un repertorio variado, y muchos temas rockeros”, cuenta la actriz, hoy en pareja con el guitarrista de la Bersuit Oscar Righi. “Y con el teatro disfruto muchísimo –agrega–. Me gusta comprometer todo el cuerpo en el escenario, me gusta esa exigencia, aunque a veces no llegue a la nota”.
—¿Te sirvió tu trabajo en la televisión para actuar en teatro?
—Mucho. Yo pensaba que no iba a ser así, pero mis propios compañeros de teatro me han dicho que resuelvo con mucha rapidez, y eso es por el entrenamiento que te da la televisión. En la tele lo único que interesa es que tengas química con el otro. Es eso: tener química con los compañeros con los que hacés una escena, que te entiendas con ellos con la mirada, que juegues y te diviertas. No importa tanto que no respetes la letra.
—La diferencia entre un trabajo y otro pasa por la parte económica, ¿no?
—El teatro rinde mucho menos que la tele, sobre todo en mi caso, que casi siempre hice obras del San Martín. Pero trato de privilegiar la calidad de los trabajos que hago. Cuando empecé a trabajar en televisión no me fijaba mucho en eso, buscaba que me den la oportunidad, tener trabajo, poder vivir de esta profesión. Cuando conseguí eso, me pude comprar mi casa y mi auto con mi laburo, empecé a elegir. Obvio que prefiero trabajar en programas con rating, pero elijo de acuerdo a la calidad del producto. En la televisión de hoy rinden más los noticieros y los programas periodísticos que las ficciones porque es más fuerte lo que está pasando en el mundo y cómo lo reflejan los medios que una telenovela. También me parece que la telenovela necesita renovación. Hace veinte años que tiene un mismo estilo… Me gustaría hacer una distinta, con temas más actuales, con más fantasía, no caer tanto en los patrones sociales que son comunes en el género. Hoy una heroína ya no tiene que ser una santa. Como no aparece algo distinto, prefiero trabajar en teatro. Ahí estoy obligada a aprender porque trabajo con gente más talentosa que yo.
—¿De qué colegas aprendiste mucho?
—En la tele, que es donde más trabajé, de Osvaldo Laport, Luciano Castro, Marco Antonio Caponi, Betiana Blum, Silvia Bayle. De todos ellos aprendí mucho. También cultivé amistades: Silvia es muy amiga, Julia Calvo, Patricia Sosa…
—¿Son generosos los actores? ¿Los más experimentados siempre ayudan a los que empiezan?
—A veces sí y a veces no.
“No tengo problema en engordar”
La carrera en televisión de Romina Gaetani es larga y exitosa. Debutó en 1998 en Verdad consecuencia y luego tuvo roles destacados en tiras como Don Juan y su bella dama, Botineras, Herederos de una venganza y Lobo. En 2013, hizo un papel en Santos y pecadores, con ON TV, por Canal 9. “Me tomé un descanso de la tele porque las exigencias que te plantea me aburren. Para ser heroína de una telenovela tenés que estar óptima físicamente y yo el año pasado tenía el pelo quemado después de habérmelo teñido de rubio para Recordando con ira, una obra que hice en el San Martín. A mí me gusta cuidarme, pero no soy muy obsesiva con eso, si tengo un par de kilos de más, me la banco. Y si me dicen que tengo que aumentar quince kilos para una película que me guste, obvio que lo haría”. A la hora de hablar de los trabajos, Gaetani dice: “Rescato momentos, no programas completos. A veces te equivocás y hay gente que se te ríe en la cara. Te caés y te corren el colchón, te pisan la cabeza.El ambiente de la tele es difícil también por todo lo que lo rodea.