Alfredo Casero es un personaje difícil. Habla largo, revuelto, a veces ácido y polémico, a veces literal y sentimental. Casero asegura cada vez que lo cree necesario que su bandera es la libertad, de allí se desprende lógico que el nombre del espectáculo que monta cada sábado en la sala Siranush se llame ¿De qué no se puede hablar? “Desde 2013 empecé a decir lo que me pasaba. Casi me muero un día por no bancarme más que tuviera que quedarme callado cuando Cristina decía que había que tenerle miedo. Ahora hay mucho libertario de último momento. Provengo de una generación que se fumó todo el horrible gobierno militar. Me acuerdo de cada cosa, porque estuve desde los 9 años en la calle… Es amor por la libertad y por enseñarles a los demás que tienen que ser libres. Cha Cha Cha no era un programa político, pero tenía una política: no creerle a nadie”, afirma quien también será parte del proyecto encabezado por Adrián Suar en FOX.
—¿Mantenés esa política?
—No les creo. Tengo una política personal que es absoluta libertad, no deberle nada a nadie y ser feliz. El triángulo sagrado es la belleza, lo bueno y el bien.
—¿ A Macri lo ves honesto?
—Eso lo sabremos cuando presente los números. Es un funcionario… Pero bueno, creo que es honesto. Estoy viendo eso que muchas de las cosas que se pagaban 25 hoy se pagan 5.
—¿Qué pensás de las acusaciones que recibió, sobre cuentas offshore o el manejo del Correo?
—No sé. Lo del Correo… Hay muchos atenuantes cuando un negocio armado se cierra. Si el pueblo entero fue a votar y ganó la mayoría, lo tendrían que haber pensado antes… En realidad, si lo votaron por ser menos corrupto que el otro, está bien. Segundo, tener guita afuera no es corrupción. Yo tuve plata afuera. En 2001 unos japoneses relacionados con la NHK (la televisión pública japonesa) me mandaron 200 mil dólares para hacer una película. En el Boston me recomendaron ponerla a plazo fijo, y a las tres semanas me cagaron la guita. Tuve que vender mi departamento para devolverles la plata a los japoneses, que lo primero que me dijeron cuando les quise explicar la situación fue: “Ya sabíamos que íbamos a perder la plata, porque se la mandábamos a un argentino”…
—¿Que vos hayas tenido plata afuera es lo mismo que que la tenga un funcionario?
—Sí. ¿O Cristina Kirchner o alguno de sus funcionarios no tenían plata afuera? Es como cuando dicen que no hay que ahorrar en dólares. La gente guardó en dólares porque la plata argentina la imprime cualquier pelotudo… Son todos millonarios los que están en el Gobierno. Antes eran unas ratas que se hicieron ricos después.
—¿Tenés dinero en otro país?
—No, no tengo nada. Solo un departamento en Palma de Mallorca, que a veces lo alquilo.
—¿Qué posibilidad hay de que este ser que sos desde 2013 sea parte de un gran acto?
—Nunca nadie va a saber si lo que digo parte desde la comicidad o la verdad, es como un arte de magia. Querer saber cómo hice desaparecer el perrito está en vos. Lo que quise lograr lo logré. Peleo con las herramientas que tengo, pero hubo un momento donde no se podía joder. Algunos actores dijeron: “Ojalá que Casero tenga sus cosas bien en la AFIP”. Uno pelado que no le da el rol para hacer del Papa y otros que ganaron un montón de guita se pusieron del lado del palo que pega. En las redes me ponen: “Cuando se vaya este gobierno vas a tener que pagar lo que dijiste”. ¿Qué cosa? Lo que dije voy a seguir diciéndolo. No es un gran acto, es esgrima.
—¿Seguís pensando que hay que cerrar la TV Pública?
—Hay que cerrarla y ver si se le puede pagar a la gente que hace sesenta años que trabaja ahí haciendo una gran plantación de tomates. La TV debería ser privada, que la pague el que la quiera ver.
—¿Y el teatro?
—Eso es otra cosa. Es un lugar sagrado, donde la gente va si quiere y que paga para poder entrar. Donde tiene que pasar algo mágico, no escuchar actores que actúan mal o músicos de jazz que no saben tocar.
—El Estado programa…
—Me parece que lo que programe el Estado tiene que estar muy bien programado y espero que sea negocio, porque como lo pago yo también me hincha las pelotas pagar cosas que sean una cagada.
—¿Te gusta culturalmente este gobierno?
—Me parece que los que siguen sacando rédito son los mismos que antes ganaban mucha guita y me parece que al Centro Cultural Kirchner le deberían sacar el nombre de ese ser nefasto.
—¿Qué nombre habría que ponerle?
—No hay que ponerle un apellido a un centro cultural, porque la plata con la que se hizo es mía y tuya. Sea bueno o sea malo, no se le pone ni Macri ni nada.
—¿Qué podés contar de lo que vas a hacer con Suar para FOX?
—Me divierte mucho trabajar con él. Estoy empezando a leer los guiones. Es como un gran musical. Creo que va a ser un golazo.
Flaquísimo tras la internación
—¿En tu internación tuviste algún miedo diferente?
—Pasé 160 días internado, sesenta días sin comer ni tomar agua y 51 días en terapia intensiva. Primero aprendí a querer más a las mujeres. Con los hombres soy medio peleador, las médicas y las enfermeras fueron bárbaras. Me daba cuenta del amor de esas personas y a la vez sentía que no podía hacer nada. Estaba en una situación de indefensión, sentirme así era mi más grave problema. Se complicó algo, aunque todo lo habían hecho bien… Me encontré conmigo. Ahora me lleva un montón de días ir al gimnasio, mejorar, volver a encontrarme y terminar con problemas que ahora son pequeños, pero que hay que arreglar. Mi mayor miedo era darles un dolor tan grande a mis hijos. Eso me hacía doler.
—¿Te sentiste solo?
—En todo momento. Vos estás solo en una situación así. En el momento de la muerte no existen hijos, no existe nadie. En el momento más crítico estás solo.
—Fuera de una situación como la que pasaste, ¿disfrutás la soledad?
—Muchas veces sí, otras no. La gran compañera de mi soledad es la Kinky, mi perra. Ella está mirándome a los ojos como diciendo: “Qué hacemos para que seas feliz” o “No me vas a abandonar, ¿no?”. Es como una novia loca.
—¿Estar tan metido en “la realidad” te afecta?
—No. En un momento te puede poner nervioso ver que la mentira es la verdad y que la gente da por sentadas mentiras. El asunto es no coger nunca más… Si ves una gorda, y yo era gordo, que se pinta y dice soy gorda, puta y no sé qué, es porque no quiere coger nunca más. ¿Está mal visto ser un elemento de belleza? ¿Por qué me sacás la belleza? Si el hombre siempre fue admirador de la belleza, incluso la de su madre, porque provenimos de una mujer. Aunque estuviera prohibido, seguiría amando a las mujeres. Si mañana hubiera un “maternalato” que diga que no me pueden gustar las mujeres, lo voy a seguir haciendo. Soy irónico y cínico, y como soy cómico también soy hiriente.