Londres.- El hombre sabe mucho de Martini secos. Y su sentido del humor, también seco, hace juego con el trago. Cuando se le preguntó a Roger Moore qué había cambiado en su vida desde que lleva marcapasos, se limitó a responder: "Ahora gasto más dinero en baterías".
Claro que puede darse el lujo. Sus siete películas de James Bond ingresaron más de mil millones de dólares. Durante mucho tiempo, Moore, que hoy 14 de octubre cumple 80 años, era el actor mejor pagado de Gran Bretaña.
Sin duda, sus legendarias cejas contribuyeron a ello. La capacidad de Moore de "alzar una de ellas y mostrarse así divertido desde diversos ángulos" impulsó considerablemente su carrera, se burló en una ocasión la revista británica masculina "Loaded".
Al mismo tiempo, sin embargo, la publicación declaró en 1999 a este hijo de ama de casa y policía, criado en el sencillo barrio londinense de Stockwell, "greatest living englishman".
Durante mucho tiempo, el sucesor de Sean Connery tuvo fama de no perderse ningún romance, ninguna pelea y ninguna copa. Pero siempre aparecía puntual y de buen humor en el set a la mañana siguiente. Pero todo eso pertenece al pasado.
Mientras tanto, Moore, que encarnó a James Bond más tiempo que cualquier otro actor, menciona el chocolate amargo y el helado de café cuando se le pregunta por sus pasiones. Son placeres que se permite muy de vez en cuando, al igual que una copa de champagne con su cuarta esposa.
Moore está casado desde 2002 con la sueca Christina Tholstrup, de 69 años. Con ella vive alternadamente en Montecarlo y en Gstaad, Suiza.
Hace algún tiempo Moore, que rodó su primera película de James Bond en 1973, "Vivir y dejar morir", y la última, "Panorama para matar", en 1985, relató al "Times" de Londres cómo son sus días ahora. Más allá de los problemas de insomnio ("Me pasan demasiados cosas por la cabeza") y de la dieta autoimpuesta ("Para el desayuno sólo hay fruta, te y polen"), la vida de jubilado es fantástica.
Moore, que en 1993 superó un cáncer de prostata, sigue haciendo algo de deporte. Cuando se aburre, recurre a su enorme colección de videos. Al ex 007, paradójicamente, no le gustan las películas con mucha violencia o sexo demasiado explícito. Su película favorita es "Lawrence de Arabia".
Su rutina diaria abarca un análisis detallado de los diarios. Y la respuesta a correos electrónicos, entre ellos, del cuartel general de la ONU en Nueva York. Desde hace años, Moore es embajador de buena voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Por eso, la reina Isabel II, a la que tantos servicios prestó en la gran pantalla, lo nombró caballero.
En entrevistas, Sir Roger sigue mostrándose en el papel de un maestro británico de la ironía, sobre todo aplicada a sí mismo. En las escenas de cama, se hacía reemplazar por un doble, asegura el ex galán. Y también sostiene que le daba verguenza que algunas de sus amantes en el cine podían haber sido sus hijas. Después de todo, fue "el mayor 007 de todos los tiempos".
Asumió el papel con 46 años y lo dejó con 58. El marcapasos le fue implantado en 2003 tras desvanecerse en una representación teatral en Nueva York. "Estoy bien acompañado así", comentó el actor. Durante una comida con el astro del pop Elton John en un restaurante de lujo en la Costa Azul, "nos abrimos las camisas para comparar nuestra cicatrices. La suya, lógicamente, tenía un cierre de platino de Cartier", aseguró.