Lo que me molesta es que haya hechos que se discuten, que se ideologiza, que son incontrastables”, dice Débora Plager, y suma “...cuando hay una persona muerta por un hecho de inseguridad, víctima hay una sola. Me indigna cuando se ideologiza todo. Se pone en duda la necesidad de tener una educación de calidad y presencialidad en las aulas. Cuando prima el relato sobre el dato”. Desde el dial de Radio Rivadavia, en Modo Plager, o desde su llegada a El diario de Leuco, después de su paso por Intratables, Plager es una voz del periodismo político actual. A eso se añade su reciente paso como participante de ShowMatch La Academia, el ciclo de Marcelo Tinelli en el “prime time” de El Trece. Plager cierra su primera idea, estableciendo dónde ubica su periodismo: “Yo rescato a muchos de nosotros que intentamos trabajar dentro de ciertos carriles de profesionalismo”.
—Tu vínculo con la radio es grande, ¿qué creés que representa hoy como medio?
—Se da un fenómeno muy particular con la radio, y con la radio AM en particular: así como hubo una reformulación en el modo que la gente accede a la información, a través de medios audiovisuales como la televisión, con plataformas, con segmentación y diversificación de la audiencia, se dio algo increíble. La radio sigue fidelizando oyentes, hay picos de audiencia muy importantes, y hay radios líderes como Rivadavia.
—En ese universo de nuestra radio ¿qué es lo que te gusta representar con tu programa “Modo Plager”?
—Me formé en la radio, si bien hice mayoritariamente mi carrera luego en la televisión, y de ahí el reconocimiento mayor viene de la tele, yo empecé en la radio, en Rivadavia. Es mi escuela, profesionalmente hablando. Empecé hace más de 20 años en esa radio con Llamas de Madariaga, con Antonio Carrizo, con Santo Biasatti, y de esos grandes maestros aprendí. La radio siempre me pareció muy misteriosa en el punto de vista de la interacción, de la comunicación con el otro, con el oyente, que tiene que prestar una atención distinta. Desde ahí se construye un vínculo de mucha intimidad, que te obliga a poner más a la hora de pensar en cómo llegar al otro. Soy muy fan y defensora de la radio como género.
—¿Creés que el periodismo busca hoy la verdad o hablar a quién quiere escucharlo?
—Es cierto que hay fidelización de audiencias, y que esas audiencias buscan escuchar conceptos preexistentes en sus propias creencias. Entonces, muchas veces, nosotros los comunicadores entendemos que le hablamos a gente que piensa de determinada manera. Yo trato de correrme de esa mirada donde no hay matices. Para mí los matices importan, que no todo es blanco y negro, que una misma información puede ser analizada de diferentes puntos de vista. Pero es cierto que hay una necesidad de reafirmar las propias ideas.
—¿Cómo ves las elecciones?
—Es una elección muy particular. Me parece que es una elección improyectable desde el punto de vista del resultado. Se da un contexto inédito, de crisis social y económica muy profunda, al mismo tiempo se da en un contexto de pandemia, y me parece que no estamos advirtiendo, ni nosotros, los periodistas, ni los candidatos, lo que está sucediendo en el pensamiento del ciudadano. Hay mucho desencanto, mucha decepción. Alguna persona que recorre mucho el Conurbano me contaba que “ningún candidato me representa, ninguno va a poder resolver mis problemas”. Hay que ver cómo hace la clase dirigente para demostrarle a la gente que puede resolver problemas que viene acarreando hace 15 o 20 años.
Días de “La academia”
—¿Qué te quedó de la experiencia de “La Academia”?
—Me quedaron muchas buenas sensaciones. Para mí ha sido una experiencia maravillosa. En lo personal, conocí y trabajé con mucha gente vinculada al mundo del arte y de la danza, de la canción. Aprendí cosas vinculadas con recursos míos propios, de lo personal, de lo vocal. Eso fue súper enriquecedor. De lo profesional fue mostrarme que lo podía hacer, sacudirme cualquier prejuicio que pudiera existir. Voy a buscar que coexistan las dos realidades, La Débora Plager que escribe sobre información dura, editorializando, y aquella otra que va, juega, baila y canta. A mí eso me gusta. Jugar con esa cuerda, con esa dualidad de entrar en lo hiperpopular y refugiarme quizás en el periodismo más de nicho, que es el periodismo político. Creo que entro y salgo con mucha ductilidad. Así que a mí me ha dejado contenta.
—¿Cuán difícil es escribir sobre política hoy en Argentina?
—Hay que ejercer el periodismo profesional. Por un lado, basarse en datos, en hechos, hay datos que no son debatibles, ni opinables, ni ideología. Son datos. Yo trato de trabajar sobre datos, sobre hechos. Lo que hay que privilegiar cuando aparece tu voz son los valores. Yo trato de correrme de la grieta, pero sí intento no salir de una idea de defender valores, de ir siempre por el camino de la institucionalidad, de la República, de la independencia de poderes, cuestionar cualquier avasallamiento que haya sobre las libertades individuales. Si uno se maneja dentro de esos carriles es menos complicado.