ESPECTACULOS
Hollywood

Las divas y yo

Por una cuestión de edad, a pesar de la que ya tengo, no pude conocer o ver personalmente a ninguna de las famosas Divas que llenaron las pantallas de cine entre las doradas décadas del 30 y del 50.

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Diosa. Valeria Lynch interpreta a Norma Desmond una olvidada de Hollywood. | Lucas Suryano

Por una cuestión de edad, a pesar de la que ya tengo, no pude conocer o ver personalmente a ninguna de las famosas Divas que llenaron las pantallas de cine entre las doradas décadas del 30 y del 50  –ya después ese término se vino desprestigiando junto con todo el “star system” de Hollywood–, pero sí puedo contar una experiencia que tiene que ver con la que tal vez fue, como la Norma Desmond de Sunset Boulevard, “la más grande de todas ellas” pero que, al revés de aquella, decidió ocultarse del mundo en la cima de su carrera.   

Resulta que cuando mi amiga Dolores Gallicchio aún vivía en Nueva York y trabajaba con nosotros manejando los asuntos que tenían que ver con Julio Bocca y el ABT me contó que a pocas cuadras de su coqueto departamento de Sutton Place vivía nada menos que Greta Garbo y que a veces se la podía ver haciendo sus compras en los negocios del barrio, siempre detrás de sus enormes gafas oscuras y cubierta por algún sombrero apropiado, cosas que no hacían más que delatar que ahí detrás había alguien que tenía algo que ocultar. Pero los vecinos ya estaban acostumbrados y nadie osaba acercarse a “la esfinge”, como se la llamó en una época para molestarla con el absurdo pedido de un autógrafo. Y los turistas no tenían la menor idea de que podrían cruzársela por la calle.

Es más, muchos seguramente pensaban que ya había muerto, cosa que no dudo que haría muy feliz a Greta, que hacía tiempo había llevado a la vida cotidiana uno de sus bocadillos más famosos  del cine : “I want to be alone”.  O sea,  para decirlo en sueco: “Déjenme de joder”.

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Pero a mí, que ya me había deleitado viendo sus versiones de La dama de las camelias, Tovarich o Reina Cristina, me picaba la curiosidad, y confieso que durante varias tardes salí a recorrer las calles de ese exclusivo barrio neoyorquino con la esperanza de encontrármela, e imaginándome qué hacer si esto sucedía.

¿Tomaría sus manos entre las mías y le agradecería por tanta belleza y talento regalado en las pantallas? No… no podría hacerlo porque no hablo inglés.

¿Me acercaría respetuosamente para decirle simplemente “Grazie, Greta” en italiano, idioma que sí hablo?

¿O solo le haría una reverencia al verla pasar a mi lado, esperando que se dignase a regalarme  una de sus enigmáticas sonrisas?  

Con esos pensamientos –y dudas– andaba una tarde por las callecitas de Sutton Place –que tienen ese qué sé yo, ¿viste?– cuando me decido a entrar a un negocio de Delicatessen para comprar un sándwich de albóndigas que aplacara otras necesidades más terrenales y... ¡Oh, sorpresa!

Ahí estaba la Garbo. Con su trench negro ajustado en su aún perdurable cintura y unos enormes pantalones del mismo color. Sus enormes gafas oscuras que la hacían aún más enigmática y una cloche que disimulaba seguramente sus cabellos cuidadosamente descuidados.

Supe que era ella inmediatamente, porque también oí su voz –inconfundible– pidiendo algo que no entendí, pero que pude descubrir  cuando vi que se lo envolvían: un sándwich de albóndigas. No sé si la conmoción que sentí en ese momento fue por encontrármela así, de golpe, o por haber descubierto que las albóndigas nos acercaban más que las palabras.

La vi pagar, pasar por delante mío como si yo, a pesar de mi tamaño,  fuese transparente y dirigirse hacia su casa con paso lento y seguro, sin mirar más que para adelante.  

Si yo hubiese sido el protagonista de una de sus películas la hubiese seguido y la hubiese esperado en la puerta de su casa durante horas, días o semanas para poder declararle mi admiración. Pero era Lino Patalano, y probablemente al rato de estar ahí me hubiesen llevado preso por acosador.

Así que resolví tomar mi propio sándwich y volverme al departamento de Dolores para contarle que, por fin, había conocido a Greta Garbo.

*Productor teatral y Co-director del Maipo.