ESPECTACULOS

Los imitadores ganan espacio en las radios argentinas

Cuatro de las cinco emisoras más escuchadas tienen uno. Vea el video y conozca las historias de Ariel Tarico, Martín Bilyk y Juanjo Salce.

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Ariel Tarico se conformaba con armar algunas imitaciones en Santa Fe cuando encontró el hueco y probó suerte en Buenos Aires. Tuvo que adaptarse a la rutina y emprender un viaje semanal. Salía los viernes a la noche y llegaba a Capital los sábados a la mañana, bien temprano, a los estudios de radio Rivadavia. Ahí lo esperaban Paulino Rodrigues y el equipo de El Tobogán. La suerte estaba echada.

Unos meses más tarde y a través de un aviso clasificado descubrió que otra radio porteña buscaba humoristas. Por sugerencia de algunos allegados que decían que se trataba de Mitre, mandó un demo y esperó. Alejandra Medina, por entonces productora de la emisora del Grupo Clarín, le dio la noticia: "Empezás la semana que viene".

A Martín Bilyk, por su parte, le tocó en suerte empezar en la producción pero despuntaba el vicio desde antes "por su cuenta" y entre amigos hasta que se propuso intentarlo en radio. El recuerdo más pintoresco de esos años fue cuando en un brote de autoritarismo se puso en la piel de Aldo Rico para "suspender" - en broma, claro - un partido de la Selección. El resultado, como se preveía, fue una horda de oyentes enardecidos que criticaban la medida y un llamado desde Crónica TV: "¿Ustedes sacaron a Rico?"


Lo de Juanjo Salce iba por lo periodístico hasta que sus caminos se bifurcaron: viajó al centro porteño, estudió Comunicación y soltó sus voces frente a Héctor Larrea. La primera vez tuvo un "no" como respuesta. No, no funcionaba. No, no era lo que esperaban. Pocos meses después volvieron a llamarlo, otra vez, de la misma radio. Y por esas cosas del destino, le dieron el "ok" para arrancar con participaciones humorísticas, de esas que usan los conductores para descomprimir el aire.

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Las historias de los tres se parecen. Tarico como Bilyk y Salce se colaron en los medios y empezaron a hacer, con más o menos gracia, lo que saben: compilar en su garganta docenas de voces. Lejos de extinguirse como el radioteatro sesentoso, los imitadores ya parecen una especie implacable y si bien se les pueden reprochar ciertos anegamientos en el éter hay una realidad que es innegable: cuatro de las cinco radios argentinas más escuchadas, tienen uno.

 

(*) Redactor de Perfil.com