ESPECTACULOS
elizabeth vernaci

“Los que eligen no ver no pueden estar en los medios”

La conductora, que reactivó las mañanas de la Pop, analiza el momento que atraviesan las radios y los medios de comunicación. Asume que tiene el mote de “loca”, y que trata de utilizarlo a su favor.

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Ella. Reconoce que no quiere entrevistar políticos: mienten. | Nestor Grassi

Cuánta gente en la radio tiene algo para decir? La pregunta puede sonar tonta para reflexionar sobre un medio que vive de la palabra, hasta que el oyente se cruza con profesionales como Elizabeth Vernaci. Disruptiva desde su inicio, la Negra reactivó las mañanas de Pop 101.5 haciendo lo que mejor sabe: reír, tarea difícil en un contexto triste. Aunque el equipo ayuda, hay que remar contra una crisis que atraviesa a todos los estratos de forma desigual. “Trato de no hablar mucho de eso, pero sí hago bajada de línea. Es una realidad que tenés que ser ciego para no verla. Los que eligen no ver ni oír, no pueden estar en los medios de comunicación”, afirma la conductora de Black and Toc.

—Pero están…

—Yo hago radio de esta forma. Entiendo que haya gente que por plata o convicción crea que hay que decir las barrabasadas que dicen. Lo tendrán que ver con sus sus conciencias. Esa debiera ser su censura. No es algo místico, quiero creer que esa gente se da cuenta del daño que hace.  

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—¿Ves a la gente laburando feliz?

—No, la gente está con miedo de perder el trabajo en cualquier contexto, pero en la radio más porque cerraron medios. Salvo canales de televisión, que algunos están ahí, yéndoles bárbaro, pero esperando ver cuándo le dan el zarpazo, el resto… La gente que trabaja en los medios está asustada porque ni siquiera puede decir “hasta fin de año tengo trabajo”.

—¿De quién creés que es la culpa?

—Podemos discutirlo. Podemos ver si vivíamos en una fantasía y por eso tenemos esta realidad, o si esto es una mala administración que nos lleva a creer que nadie es indispensable. Bueno, que nadie es indispensable ya lo sabemos, pero sentir que nadie en el medio puede estar tranquilo o seguro por una mala administración anterior, me parece que es lavarse las manos de malas gestiones de hoy. Puede ser que en el pasado hayamos tenido gente de mierda, y la tuvimos con nombre y apellido: Szpolski, Garfunkel o Martínez Rojas… Sabemos quiénes son, pero lo que sucede sobrepasa todo. Creo que se aprovechan de circunstancias caóticas y una realidad apremiante todo el tiempo, y te pagan en tres veces o en cuentagotas. No podés pedir un aumento, la plata siempre es la misma todos los años. Y yo no soy afortunada, soy afortunadísima, porque tengo un contrato, laburo todos los días, hasta ahora las cosas me van bien, y entonces no pareciera que se vaya a mover la estructura. Aunque nunca se sabe, puedo proyectar algo.

—¿Hacia dónde está yendo la radio?

—Para trabajar en paz trato de no pensar en eso, porque si lo hago no podría estar viviéndola. Es como la vida. Evito ir al precipicio, por eso, si me quieren sacar gente trato de que no lo hagan, o si me dicen que también tengo que ser mi operadora, freno y digo no, no lo sé hacer. Hasta ahora cuando me pasó algo malo, me bajé del carro… No sé, creo que hay una precarización del trabajo muy grande y lo precario se termina quemando y rompiendo. Es como el cuento de los tres chanchitos: si las bases no son fuertes todo se termina cayendo. No es lo mismo una radio con o sin operador. No es lo mismo tener producción o no tenerla. Cuanto más sólido es el concepto, más puede durar.

—Además de tu amistad con Humberto Tortonese, ¿tu solidaridad con él ante su despido en Radio Con Vos tuvo motivos artísticos?

—Sí, claro. El es fundamental, no era solo la cosa de “no toquen a mi amigo”. También era tener en claro que, si no ponía un freno, después tocaban al resto y cuando me quisiera acordar iba a estar sola hablando de la nada misma. Puedo trabajar sin él, pero no es lo mismo. Igual quiero aclarar que pude tener esa lealtad, que obviamente la siento, porque tenía otro trabajo. A veces, uno se llena de loas porque tiene posibilidades que otros no. Si no hubiera tenido otro empleo, probablemente no habría podido hacer lo que hice, porque tengo una familia que sostener y un padre que cuidar. Yo no puedo acudir a nadie y parte de mi familia acude a mí.

—¿Alguna vez sentiste que no ser periodista o no haber ido a grandes colegios te jugó en contra?

—Como no estoy muy embebida de la realidad política, siento que me pueden decir cosas que tal vez, no puedo retrucar.

—No parece.

—Bueno, debe ser la experiencia. Siempre fui muy lectora, aunque no de política. También me di cuenta de que antes creía que una aprendía de política escuchando a periodistas, pero me di cuenta de que aprendía sobre la mentira...Yo hablo desde la persona. Cuando hice el reportaje con Cristina los demás periodistas estaban muy ofendidos porque me había tocado en suerte. ¡Cómo yo que soy una bruta y no ellos! En su fantasía creían que con dos preguntas iban a tener a la policía en la puerta llevándosela presa. Yo hablé de mujer a mujer. Igual, la verdad, no es mi mayor anhelo hacerles una nota a algunos políticos, porque mienten. Para eso están los periodistas. Algunos… (ríe).

—¿Charlás de la coyuntura con tu hijo Vicente?

—Claro. Creo que cuanto más le adornes la vida a un chico, más duro es el choque. Lo que hay que darle a los pibes es cultura. Es muy duro ponerte a enseñarle algunas cosas cuando hay chicos que no pueden acceder a una frazada... Esa realidad la tiene que saber. No es que lo desilusiono de la vida, porque quiero que estudie, viaje y conozca todo lo que está a su alcance, pero que no se olvide de que hay gente que nunca va a poder acceder a todo eso. Eso es parte de una vida horrible, que no se la puedo dar todo el tiempo, pero que él sabe que es así. Las realidades son variadas.

—¿Cómo confrontás con esa vida?

—Me da mucha tristeza. Me pone en un lugar de sentirme privilegiada todo el tiempo, y no debiera ser así. Tengo lo que corresponde que tenga. Los que no tienen las cosas como corresponde son los que no tienen acceso al trabajo, a una obra social, los que

tuvieron que cambiar a sus hijos de una escuela o los que directamente no los pueden mandar a la escuela. Es un alud de mierda lo que sentís. Yo no hago radio para explicar injusticias, pero trato de tenerlas bien claras en la cabeza, porque cuanto más clara está tu mente, más clara sos al aire.

 

Tu forma  de ser

—¿Cómo se toma la gente de la radio tu forma de ser?

—Mal (ríe). Igual, el oyente te quiere si tenés en claro que el límite es no ser un denso. Cuando no me gusta cómo me escucho (algo que la gente no percibe al aire, pero dentro de la mesa suena horrible, como si tuvieras una Spica dentro de la oreja) no puedo crear y me permito la queja porque el oyente sabe que no lo hago con mala leche ni divismo… A la gente de la radio le gano por cansancio. Trato de que mi laburo sea cómodo y si tengo una mesa que la diseñaron para el afuera, no veo al operador. Era mala por más que la haya hecho Hadad. Yo tengo el mote de que soy una rompe- huevos y loca. Eso podrían usarlo en mi contra, yo lo uso a mi favor.

—¿De dónde proviene ese mote?

—Soy intensa y no permito que nadie me ponga el pie encima. Siempre le voy a decir las cosas de frente a quien se me cruce. Antes, si me enteraba que alguien hablaba mal de mí en un pasillo, pasaba y no le daba bola. Hasta que un día sentí la necesidad de encararlos. Esta es una radio con muchos hombres conductores muy intensos, y yo no me quedo a un costado. Sé que me van a decir cosas que a un tipo no le dicen. Si un conductor quiere cambiar la mesa, por ahí, no le hacen problema. Si la quiero cambiar yo, soy una rompehuevos. Y sí, dale, soy así. No puedo luchar contra lo que dicen de mí, sí puedo usarlo a mi favor para trabajar mejor.

—Hace un par de años tuviste que mostrar que eras feminista a tu manera, ¿sentís que ahora la cosa cambió?

—Lo que pasa es que soy muy centro. Capaz que las minas que nos hicimos solas dentro de un medio de varones no calificábamos como feministas. Pero bueno, también aprendí ciertas cosas y quizás hablaba solo desde mi experiencia personal y me olvidaba de ver que muchas mujeres no tuvieron la posibilidad de frenar a quienes le hicieron mal… Yo soy quien soy y sigo para adelante. No hago nada para entrar en tu cuadradito. Recibo y aprendo mucho, no soy impermeable, pero calificarme es un problema del otro.