Hace rato que la calle Corrientes no está tapizada de espectáculos del género; hoy son casi una rareza por allí. Contra este panorama de escasez, la bailarina y empresaria Mora Godoy quiere aportar una nueva obra. Por eso, lanza Bailando tango, desde el 12 de agosto en el Teatro Astral.
—¿Qué características tiene este nuevo espectáculo?
—Desde 2002, cuando creé Tanguera, siempre tuve dos espectáculos: un musical grande y una compañía más pequeña con la que hacemos espectáculos más trasladables, de menos presupuesto, para ir por todo el país y ciudades del mundo. Bailando tango es un espectáculo mediano, porque lo integramos 21 personas. En la primera parte, el gran protagonista es mi hermano, Horacio Godoy, para mí el mejor bailarín de tango milonguero. La segunda parte tiene un gran protagonismo de la música de Piazzolla. También hay tangos cómicos, tango moderno e interacción con el público.
—Bailás con Gabo Usandivaras, conocido por “ShowMatch”...
—Es un compañero excepcional, que me permite volar como cuando yo hacía ballet, me permite hacer coreografías que tienen que ver con el amor, el sentimiento, con un sentido artístico, y no con la idea de “fabriquemos el fast food”. Gabo es muy mediático, pero yo busqué un artista, un bailarín que la gente no conoce. El viene del ballet, ha estado con Julio Bocca.
—Entre Mora Godoy bailarina y Mora Godoy empresaria, ¿quién gana?
—La bailarina. A la empresaria la detesto. Donde me siento cómoda es en el escenario. Pero ¿quién produce tango?, ¿tenemos sponsors? No. Entonces, lo tengo que hacer.
—¿Qué pasa con la inversión en tango?
—El tango tiene que tener sponsors. ¿Por qué hay tantas empresas que están a full con los espectáculos pero no con el tango? Subsidios, también debería tener. Nosotros [la obra Bailando tango] contamos con ayuda de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: es un auspicio y un dinero con el que se puede pagar las luces y el sonido. Yo lo agradezco y está buenísimo, pero nosotros tenemos que pagar muchas más cosas. Falta la Nación, faltan grupos empresarios…
—¿Te convocaron alguna vez desde secretarías nacionales o provinciales?, ¿y del Centro Cultural Kirchner?
—Nunca me llamaron. Del Centro Cultural Kirchner no me llamaron, aunque me encantaría. Apenas pueda, lo voy a visitar; pero no me han llamado. Es muy nuevo, vamos a esperar un poco, vamos a darle tiempo.
—¿En qué países hay interés por el tango?
—Rusia, China, Japón, Europa del Este, Inglaterra, Estados Unidos, España, Francia, Colombia. Acá también, pero tendría que haber mucho más.
—Artistas del tango como Miguel Angel Zotto se van a vivir al exterior. ¿Se puede vivir en la Argentina y hacer tango?
—Sí. Yo puedo, pero con un esfuerzo enorme y un cansancio extremo. Esto no es para cualquiera. Para poder dar un paso al frente, tengo que invertir todo mi capital y eso genera estrés.
Menos turistas y más clausuras
Mora Godoy está especialmente preocupada e indignada por lo que viven las milongas porteñas. Pese a recibir un apoyo económico del gobierno de la Ciudad, le lanza duras críticas por su accionar: “Es un tema que he hablado con mi hermano, organizador de La Viruta. Las milongas están muriendo: algunas porque hay muy poco turismo, porque Buenos Aires está carísimo; otras –que son milongas de toda la vida, como Sunderland, Sin Rumbo, La Catedral– son clausuradas por [el tema de las] habilitaciones del gobierno de la Ciudad. Uno de los organizadores de Salón Canning no tiene ni para comer pero tiene la milonga abierta, por el amor al tango que lo motiva. El tango, que tuvo momentos muy buenos, ahora está como para ponerse a llorar, y nadie hace nada. Es injusto. ¿Por qué no subvencionan a las milongas, por qué no les ponen una orquesta? No sólo no pasa esto, sino que las castigan clausurándolas. Me parece que es una infamia. Se necesita una movida de darle atención a nuestra música y nuestra danza. Pero los medios, si no contás un escándalo, no te convocan. Esto de las milongas es una cosa triste, dura para decir; en cambio, hoy prevalece el escándalo, las cosas frívolas. Yo soy Mora Godoy, tengo una marca, y entonces algunos medios acceden para que yo esté, pero lo logro con esfuerzo. Incluso después de haber estado en el “Bailando”, todo me sigue costando”.