ESPECTACULOS
Thelma Fardin

"No quiero ser captada por un partido político"

La actriz acaba de estrenar la obra Fuera de línea. Se confiesa cansada de la grieta. Habla sobre la reacción del Colectivo de Actrices Argentina en torno a la polémica de Pablo Rago.

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Desafio. La actriz confiesa que estudia teatro desde los 6 años. Trabaja en el vestuario de la obra. | pablo cuarterolo

Desde el 2 de enero en el Teatro Provincial de Mar del Plata tiene lugar una nueva versión de la comedia Fuera de línea del autor y director Agustín Aguirre. Estrenada en el 2014, la obra tiene ahora un elenco entrecruzado porque algunos actores conocieron puestas anteriores. Hoy está formado por Thelma Fardin, Lili Popovich, Nico Reydel, Sebastián Fernández y Graciela Stefani. La actriz Thelma Fardin hoy vive un gran presente, después de las denuncias, y confiesa que estudió teatro desde los 6 años (entre sus profesoras en el estudio de Julio Chávez la tuvo a Lili Popovich).

 FARDIN: “Cada año entrené con un maestro distinto, tanto aquí como afuera del país (España y México). También cursé un año de Diseño de indumentaria, pero no me gustaba la idea de la moda, además, estudié Sociología y Comunicación Social, aunque nunca pretendí un título. Hice varios cursos de filosofía con Darío Sztajnszrajber, con quien hoy soy su amiga”.

—¿Cómo vivís tu militancia feminista en este particular momento?

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—Para mí es apasionante y sanadora porque la organización colectiva es lo que da fuerza frente a tantas injusticias. Es un lugar de contención saber que hay otras personas, que encima, tengo la suerte de que posean mi misma profesión, que sean personas que admiro y que se han transformado en mis amigas. En soledad sería algo imposible. Lo colectivo da pluralidad, trabajamos mucho la humildad.

—¿Por qué el Colectivo de Actrices Argentinas no sacó ningún comunicado aún sobre la denuncia contra el actor Pablo Rago?

—A nosotras hay muchos temas que nos toman por sorpresa. Estamos organizadas por comisiones, pero recibimos denuncias por fuera del ámbito artístico. A partir de la publicación de mi libro –El arte de no callar– viajé mucho por el país y tuve contacto con mujeres que hacen un gran trabajo sobre estos temas. Nuestro trabajo es conectar, pero sabemos que cuando ayudamos a una, nos faltan cien. No deja de sorprenderme que los reclamos vengan hacia nosotras, que somos una colectiva en pañales, y que además, estamos aprendiendo. Nosotras no somos el Estado. No tenemos la infraestructura. Tenemos una colectiva multipartidaria y no quiero ser captada por ningún partido.

—¿Qué fue lo que más te interesó del texto?

—Me gustó que invite a reflexionar en tono de comedia. Nos interpela, ya que muestra la soledad. El colectivo es el punto de encuentro donde se cruzan estratos sociales e historias. Están obligados a compartir un espacio reducido. Estamos en un momento social de mucho individualismo y la obra aborda ese tema.

—¿Y tu personaje qué lugar ocupa entonces?

—Laura está profundamente convencida que la felicidad es una receta. Mucha gente cae en esa idea, que podemos encontrarla en un libro de autoayuda más horas de yoga y cierta dieta. En momentos de angustia recurrimos a esos lugares. Mi personaje está en la superficie de eso, cree que es una buena persona, cuando la vida es más compleja. En ella se ve lo que vivimos en las redes sociales donde hay una construcción que dista de la realidad. Nadie se filma en momentos de conflictos, por lo cual solo aparece un recorte, el de los buenos momentos. Mi protagonista hace de farol para mostrar esto. Estoy muy lejos de Laura, ella dice frases que yo jamás pronunciaría y me encanta escindirme.

—¿En esta ficción está presente la grieta?

—Hoy inevitablemente pensamos en dos posiciones políticas, pero creo que vivimos en una sociedad binaria, que excede lo político. Así lo entiendo desde mi militancia y activismo. Siento que hay una necesidad del sistema de ponernos en un lado u en el otro, hombre/mujer, bueno/malo y no es así.

—Es la segunda vez que firmás el vestuario en colaboración. ¿Cómo nació esta otra vocación por el diseño?

—Me interesa comunicar desde distintos lugares, puede ser dirección o escritura. Una de mis mejores amigas se está por recibir de directora de cine –Lucía Gaffoglio– y otra, Marina Poyo, estudia Diseño de arte, por eso empecé a colaborar con ellas. Así fui descubriendo que me interesa ocuparme del vestuario, me apasiona tanto como la actuación, porque antes de la palabra llega la imagen.

 

Dos nombres del teatro

Tanto Lili Popovich como Graciela Stefani tienen una importante trayectoria teatral que incluye actuación, dirección y docencia. Popovich estuvo en la primera versión de Fuera de línea, encarnando al mismo personaje: “Agustín Aguirre me dirigió en aquel elenco, luego me bajé para hacer otros espectáculos. Son cinco personas en un colectivo que no pueden escucharse entre sí. Mi personaje –se llama Mirta– es muy antipático, con hijos grandes, pero que no encontró nada que la haga feliz en la vida”.

Popovich es quien acompaña a Julio Chávez desde hace mucho en sus trabajos tanto en teatro, como en televisión, es técnicamente su “coach”. Dirá: “Creo que ya hace 28 años que trabajo con Julio, con mucho orgullo. El 2020 me encontrará dando clases y volveremos a trabajar con Julio en la segunda parte de El Tigre Verón.

Voy a dirigir en marzo, en Microteatro a dos actrices: Roxana Randón y Dorys del Valle, en un texto de Claudia Cortina Ricci. Espero volver con el unipersonal Invierno. Soy muy piadosa con los actores, comprendo el papel de cada uno con sus circunstancias”.

Graciela Stefani asegura que: “Primero soy actriz y después directora. Tengo capacidad de adaptación y no es la primera vez que me toca trabajar con el autor que además dirige su obra. Me adapto y él es muy flexible. Mi personaje –Catalina– es el de una señora de 80 años y me toca componer: algo que me encanta. Sumé a mi experiencia el conocimiento de mi madre y abuela, ya que vengo de una familia de mujeres longevas. Ella sube a un colectivo, que representa la sociedad, donde impera lo autorreferencial. La gente no escucha y no le importa el otro. Creo que Fuera de línea dejará una reflexión al espectador, por eso defino al espectáculo como comedia dramática”.