ESPECTACULOS
Julieta Diaz - Florencia Bertotti

Por una nueva mirada sobre la mujer en la televisión

Las dos actrices estrenan Silencios de familia por la pantalla de El Trece. Creen que el consumo de series por internet empujó a que mejorasen las ficciones locales.

Las dos actrices estrenan Silencios de familia por la pantalla de El Trece. Creen que el consumo de series por internet empujó a que mejorasen las ficciones locales.
| cedoc

Con Silencios de familia Pol-ka hace una apuesta inusual: probar un unitario en un horario poco habitual para ese tipo de formato televisivo, las diez de la noche de un domingo, y largarlo a competir con un tanque, el programa de Susana Giménez, que pronto arrancará en esa misma franja por Telefe, el eterno rival de El Trece en la pelea por el rating. No debe olvidarse que el unitario estará en el espacio que el canal le destinaba a Jorge Lanata con Periodismo para todos (es decir, con buenas mediciones de rating y no como en su programa de juegos). Escrito por el prestigioso dramaturgo Javier Daulte (que ya probó su eficacia en ciclos como Para vestir santos y Tiempos compulsivos, ver recuadro) y dirigido por Daniel Barone, el nuevo ciclo tendrá como protagonistas a Adrián Suar, Julieta Díaz y Florencia Bertotti. “Yo seré Elisa, la esposa de Miguel, el personaje de Adrián, que es un odontólogo –cuenta Díaz–. Es una mujer que se casó con su novio de la escuela secundaria, con su primer amor, y que está muy enamorada de él. También tiene poco filtro, dice las cosas de una manera muy directa. Un temperamento medio italiano, digamos”. Todo parece funcionar normalmente en esa pareja hasta que aparece Fabiana, el personaje que encarna Bertotti, “una chica muy sola, que tiene una familia disfuncional y una historia muy triste de soledad, maltrato y abandono”, explica la actriz que una década atrás pasó a la notoriedad con sus trabajos en Son amores y Floricienta. “Fabiana está en una etapa de su vida en la que se empieza a dar cuenta de que hay todo un mundo de vínculos que ella desconoce: el apoyo incondicional de la familia, la protección que te brinda. Descubrir eso en la familia de Miguel, Elisa y sus tres hijos la deslumbra, se enamora de ellos, pero no es un triángulo amoroso. Lo que ella ve ahí, en esa familia, es un modelo”.
 Y ahí las cosas empiezan a cambiar radicalmente para todos.
DIAZ: Claro. Lo gracioso del personaje de Adrián es que él cree que es el macho alfa de la familia, pero en realidad termina siendo manejado por todos. Elisa, mi personaje, también cree que controla todo y que su matrimonio marcha bien, a velocidad crucero. Pero cuando aparece Fabiana y se convierte en una más de la familia, se produce un cimbronazo general.
BERTOTTI: Al principio nadie sabe muy bien qué le está pasando a Fabiana. Después se van develando algunos detalles de su historia, pero igual que en la vida real, nadie tiene la posta, no hay un libro que dice “Bueno, las cosas son así y así. Tenés que manejarte de este manera”.

—En cine ustedes saben el recorrido de sus personajes de entrada. En televisión, todo es más aleatorio, depende de las preferencias del público, del rating. ¿Eso les complica el trabajo?
D: En la televisión las cosas son más dinámicas, es cierto. Pero esos cambios se dan más en las tiras, no tanto en un unitario. Obviamente que en la productora estarán atentos al minuto a minuto y a las reacciones del público para ver qué funciona y qué no. Pero en este caso hay una línea más marcada ya de movida. Para eso se trabaja con un autor como Javier Daulte.
B: Sí, y la prueba es que el ciclo va a tener cerca de veinte programas y ya tenemos 12 grabados.
—¿Ha mejorado mucho la calidad de las ficciones televisivas argentinas en los últimos años?
B: Para mí, la ficción que se hace hoy acá es muy buena. Y hablo de todos los canales. Antes había canales que producían programas un poco más rústicos, más elementales. Pero se elevó mucho la calidad. Hay más desafíos, mayores riesgos, más trabajo previo, se tocan temas espinosos...
D: La aparición de internet cambió las cosas para mejor, generó más exigencia. Además se sumaron a la televisión muchos actores del teatro y del cine. En Estados Unidos pasó lo mismo. No es la única referencia, pero es una industria muy importante, y hoy las mejores ficciones producidas allá están en la televisión o en Netflix, y no en el cine.
—¿Y el rol de la mujer en las ficciones cambió en todo este tiempo? ¿Se acabaron algunos prejuicios y discriminaciones?
B: Por suerte, trabajé siempre en programas donde eso estaba cuidado. En el caso de Dulce Ana, cuando recién empezaba, a mediados de los 90, había estereotipos de mujer sumisa y madre castradora, pero estaban exacerbados para plantearlos como algo negativo en el marco de un culebrón. Pero siento que muchos de esos paradigmas fueron cambiando. La protagonista de una tira ya no tiene que ser necesariamente bella y sufriente. Antes había buenos y malos muy claros, era todo más esquemático. Ahora hay más ambigüedad, todo es más posible.
D: Es verdad, pero yo sigo notando que todavía hay una resistencia, que sobreviven algunos arquetipos y prejuicios. Pero tengo más preguntas que respuestas para esto... Siempre que interpreto un personaje me pregunto este tipo de cosas, estoy muy atenta y a veces me persigo, con fundamento o no. No estoy tan segura de que se hayan erradicado de la televisión todos los prejuicios sobre la mujer.
B: Obviamente, puede haber una mujer sometida porque la ficción exige que ese personaje sea así, pero eso no implica mi opinión o la del programa. Por otro lado, antes había menos información circulando y se tomaba a la novela como modelo de vida mucho más que ahora. En todo caso, también tenés la oportunidad de decir lo que pensás cuando hablás en los medios, cuando apoyás una determinada iniciativa. E incluso de pedir algún cambio en tu personaje si no estás del todo conforme.

 

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Las travesuras de Daulte

“Para mí, la televisión es una travesura”, dice Javier Daulte, el prestigioso dramaturgo y director teatral que también es autor de Silencios de familia.
No es la primera vez que Pol-ka confía en Daulte: las experiencias previas con Para vestir santos (su muy exitoso debut en la pantalla chica, utilizando técnicas de comedia musical para narrar la historia de tres hermanas) y Tiempos compulsivos (que, como su título indicaba, se centraba en el universo de la psicología), dos series muy elogiadas, persuadieron a Adrián Suar para ponerle fichas otra vez a un programa de ese tipo, con espacio para una mayor elaboración que la que permite una tira.
“Mi principal objetivo es que haya una nueva prueba de que el unitario es una buena alternativa para la televisión”, señala Daulte. “Trabajar para la TV insume mucho tiempo, pero aun así insisto en que lo veo como una travesura. Me animo porque están dadas las condiciones artísticas que a mí me gustan, pero yo no soy un guionista, soy un autor que de vez en cuando escribe para la tele. Hasta ahora pude ver cuatro capítulos y me gustaron mucho. Daniel Barone está especialmente inspirado con este programa, y con el elenco me llevé gratísimas sorpresas. Sabía que Florencia Bertotti es una muy buena actriz, pero ver más de cerca el dominio del oficio y la inteligencia que tiene para resolver su trabajo me impresionó. Con Julieta Díaz hacía rato que venía coqueteando. Podría haber sido en teatro, pero se dio con este programa y fue una suerte. Y tenerlo a Adrián encabezando el elenco es un lujo. También están Fabián Vena, Marilú Marini, Valeria Lois.... Es un seleccionado”.