Citando a Gabriel García Márquez, el Nobel colombiano, a esta altura del año podría decirse que la pelea por el rating es la crónica de una muerte anunciada.
Si bien aún no se llegó ni siquiera a completar los dos primeros cuatrimestres del 2012, la diferencia que le sacó –siempre según los datos de la medidora de audiencias Ibope– la señal programada por Tomás Yankelevich a la programada por Adrián Suar resulta irremontable.
Es cierto que es imposible prever el futuro con 100% de certeza, pero también es cierto que en lo que va del año Telefe le gana a El Trece, en el promedio total, por 11,46 a 9,89 puntos de rating. Una diferencia de 1,57 puntos que equivale a decir que, en las franjas horarias donde se mide cuánta gente de Capital Federal y el Gran Buenos Aires ve televisión, hay una franja de poco más de 150.000 personas. Un número.
Para recuperarse de esta diferencia en lo que resta del año, El Trece debería ganarle a Telefe todos los días por una diferencia promedio de 2,56 puntos de rating en el cálculo diario. Remarcamos: todos los días. Insistimos: unas 250.000 personas por sobre las que consiga Telefe.
Si la diferencia hoy es de 150.000 personas abajo y debería ganar por 250.000 cada día, esto implica que El Trece debería conseguir como sea, en promedio diario, cada una de las jornadas, un repunte de 400.000 personas. O una baja en la audiencia de Telefe por la misma cifra. O una combinación entre ambas. Todo, muy improbable. Tanto, que puede afirmarse que el año ya se definió.
Atrás quedan, entonces, los 2010 y 2011 en que Suar, con la ayuda del desembarco de Tinelli, pudo ganarle los años a Telefe por primera vez desde las privatizaciones de las señales. Quien dominaba vuelve a dominar, con una diferencia: ahora lo hace hasta en las áreas donde su competidor era más fuerte.