El tiempo no le hizo mal. Bronceado, la musculosa deja ver los bíceps marcados y el jean le cae suelto sin la resistencia de pancitas cerveceras. A los 43 años, Fabián Gianola sabe que lo suyo es cuestión de actitud y después de esta nota, montará en su camioneta 4x4 camino a Mar del Plata. Allí lo espera, sin recreo, la función de Mamá original , con Andrea Frigerio, en el teatro Güemes. Pero el hombre no decae ni se achica, porque desde el lunes 8 de enero será el conductor de Bien tarde, por Telefe, con David Rotemberg y Jorge Dorio como columnistas, y el reiterado intento de rejuntar, con onda, actualidad y humor para el “después de”, al final de la programación diaria de la televisión abierta.
“Hago teatro de jueves a domingo y de lunes a miércoles grabo todos los programas y me voy. No soy workaholic. Endemol me contrató en marzo para hacer el unitario Acompañantes y el 30 de junio terminé de grabar, entonces me renovó el contrato para que sea exclusivo, sin tener proyecto. En 25 años de profesión fue la primera vez que tenía contrato sin hacer nada. Se dio así: a mediados de año cerré lo de teatro y después apareció lo de la tele”, explica siempre con una sonrisa.
—¿A qué se parece Bien tarde?
—No estamos pensando en lo que hacen los demás, vamos a hacer lo que nos guste. Si va bien, seguirá todo el año, no es un programa para el verano.
—¿Le gusta Roberto Pettinato (el conductor de Duro de domar, que vuelve en marzo a las 19, por el 13)?
—Sí, fue uno de los invitados de TVR (el programa que condujo junto a Claudio Morgado hasta 2004, por América) y me reemplazó un par de veces.
—¿Y qué le parece el actual TVR (con Sebastián Wainraich y Gabriel Schultz)?
—No lo vi.
—Usted trabaja tanto para estar menos tiempo en su casa, con su esposa Verónica Suárez)?
—Yo estoy mucho en mi casa. Parecería que no por la exposición televisiva que da hacer comerciales. Este año, además, no hice televisión.
—Pero hizo radio, en AM 950 (ex Belgrano), vinculada al ex banquero Raúl Moneta.
—Sí, fue una experiencia muy buena, pero no voy a seguir, porque buscan para el año próximo un perfil más informativo, que no es lo mío. Pero te aclaro que nunca tuve ningún control, pude hacer y decir lo que quería.
—“No te tenemos miedo” es su muletilla. ¿A qué le tiene miedo? ¿A ser pobre?
—No. A lo único que le tengo miedo es a que sufran mis hijos (Camila, de 10, y Nicolás, de 6). Fui pobre desde que murió mi papá (el actor Beto Gianola) hasta hace muy poco y siempre viví con la misma alegría. Aprovecho el trabajo porque en esta profesión nunca se sabe qué va a pasar. Pero no soy el único que hace publicidades: Florencia Peña, Enrique Pinti, Miguel Angel Rodríguez, Mercedes Morán (enfatiza). Trabajo porque lo amo, me encanta, la paso bien.
—¿Piensa que Marcelo Tinelli fue la figura del año?
—Me parece muy lindo artísticamente lo que hace en Bailando por un sueño, pero no me gustaba cuando se convertía en Zap (el programa que conducía Marcelo Polino), peleándose uno con otro, como algo preparado. Es un excelente productor que pudo revertir el que los primeros meses no le fuera bien.
—¿Le ofrecieron bailar?
—Sí, para Bailando 2. No me gusta exponerme a que me pongan un puntaje.
—¿Es su límite?
—Tengo muchos límites, rechazo muchas cosas: (Gerardo) Sofovich me llamó para La peluquería de Don Mateo; para Polémica, tres veces; para la revista; Nito Artaza...
—¿Se enojó por no haber sido nominado a los premios ACE, por “Víctor-Victoria”?
—No me enojé ni me quejé nunca por eso, de ninguna manera y lo aclaré. Pero reconozco que hay un prejuicio del medio que si hacés publicidad no podés ser un buen actor.
—¿En su placer por trabajar está incluida la búsqueda de prestigio?
— Para mí el actor prestigioso es el que hace bien su trabajo, así sea Telekino (una de sus publicidades) o Acompañantes. Como mi papá, que hacía Porcelandia en la tele y en el teatro San Martín, He visto a Dios.