Aunque tiene cuadros de trapecistas, contorsionismo y los típicos payasos aportando la cuota de humor, Graf Story es mucho más que un circo, y por más que tenga la particularidad de ser presentado por la longeva familia circense Sarrasani, el espectáculo reúne diferentes disciplinas como teatro, ilusionismo, contorsionismo, danza, cabaret, mimo, orquesta en vivo y escenas musicales, que ya hicieron escalas en Berlín, Amsterdam, Viena y San Francisco. Durante las tres horas y media que dura el show, el protagonismo lo lleva adelante su creador, Evgeniy Voronin, actor e ilusionista ucraniano que deja boquiabiertos a todos con sus trucos en el Tattersall de Palermo, juega con la cercanía de los espectadores mientras estos degustan una gastronomía gourmet, distribuidos en cinco hileras de mesas (funciones hasta fines de agosto con precios desde $ 1.000 a $ 1.250). “Es entretenimiento muy fuerte, diferente a lo que sucede en un circo donde ves de lejos la acción –afirma Voronin–. Acá estás sentado, muy cerca, ves los gestos, cómo transpiran los acróbatas, incluso podés interactuar con el elenco”.
El hilo de la historia lo encabezan el propio Evgeniy, quien se involucra en un triángulo amoroso con una marioneta y una cantante. El trío va acompañado por artistas que realizan diferentes números, los cuales son de primer nivel mundial comprobado en sus currículums: han ganado premios en el Festival Internacional de Circo de Montecarlo, han competido para sus selecciones nacionales en campeonatos mundiales y otros han pasado por la experiencia de pertenecer al Cirque du Soleil. “En el grupo hay más de diez nacionalidades diferentes: EE.UU., Rusia, Inglaterra, Alemania, Francia, entre otras, y tenemos maneras diferentes de comunicarnos porque como yo no hablo en el show tenemos un manejo de la gestualidad y la mirada muy profunda”, afirma Voronin. A su lado, se sienta su esposa, Svetlana Perekhodova, contorsionista rusa, caracterizada como la marioneta del espectáculo. Cuenta que, al igual que otras compañías que giran alrededor del mundo, se forman parejas, se divorcian e incluso tienen hijos, como es su caso. “Tenemos dos, Anastasia (14), que nació en Seattle, y Alex (7), en San Francisco. Siempre los partos se pactaron para que cayeran un lunes y así nunca sea cancelada la función desde que se creó Graf Story hace 13 años en Alemania”, dice Svetlana. Se suma Anastasia a la entrevista con PERFIL con un perfecto inglés: “Toda mi vida me criaron como parte del show y vamos acompañando a nuestros padres –revela–. Con mi hermano, a veces participamos, yo como bailarina y él como un pequeño payaso”. ¿Y la escuela? “Teníamos un sistema International School donde nos iban inscribiendo en las ciudades en que estábamos pero desde 2012 decidieron cambiarlo al sistema de internet. Tiene la ventaja que no tenés que adaptarte a diferentes colegios y culturas. Lo disfruto mucho.”
El espectáculo tiene una bella cantante, Melanie Stace, oriunda de Inglaterra pero residente en los Estados Unidos. Es “La Reina del Baile” quien coquetea con Graf. “Canto ocho canciones de blues, R&B, musical, jazz, crossover, ópera, entre otros”, enumera Stace, en pareja desde hace años, pero dice que viaja sola y que decidieron no tener hijos. De amplia carrera en West End de Londres, una especie de zona con calle Corrientes, y como conductora de programas de televisión de la BBC, Stace asegura que “siempre fui actriz y cantante, y quise ser la reina del show. Tuve suerte y desde hace siete años estoy en la empresa. Amo este trabajo, lo disfruto, y ningún día se parece al otro, te tiene que gustar mucho viajar o llevar valijas. ¡Me conocí el mundo!”.
Los artistas juran que la producción “no cuenta con reemplazos ante eventuales lesiones. “No podemos enfermarnos, nos cuidamos y tomamos vitaminas para que eso no suceda”. Y no hay redes ni colchonetas cuando realizan las destrezas riesgosas a varios metros del suelo. “No sabemos qué pasó con la colega que murió en el Cirque du Soleil de Los Angeles. ¡No lo podíamos creer! Es como que la realidad te golpea de repente. Por otro lado, creemos que es el destino, puedes salir a la calle y se te puede caer un edificio encima o resbalarte de una escalera y quebrarte la cabeza. El riesgo es relativo”, analizan Vadim y Elena, denominados el Dúo Nostalgia, pareja de trapecistas rusos, quienes desde hace 22 años están juntos y son padres de una chica de 15 años que estudia ballet en Berlín. Al respecto, Egveniy da su mirada como responsable de la compañía: “Hay riesgos, no nos olvidemos que son personas muy profesionales, campeones del mundo, y ellos hacen los mejores actos, tienen experiencias y realizan esto desde que nacieron. Obviamente que tenemos accidentes, algunos se quebraron una pierna, que a veces no son en las maniobras sino quizá se tropiezan fuera del escenario. Aquí pasan cosas normales como le sucede a cualquier ciudadano”.