Muchas veces creemos que elegir accesorios es algo menor, casi intuitivo. Sin embargo, cuando entendemos nuestro tipo de rostro, esa elección se vuelve mucho más consciente. El accesorio correcto no solo decora: enmarca, equilibra y estiliza. Por eso, antes de salir a comprar, conviene mirarse al espejo y reconocer las propias líneas.
¿Tu rostro es redondo? Entonces los aros largos, rectos o geométricos pueden ayudarte a generar verticalidad y estilizar visualmente.
¿Es cuadrado? Las formas curvas, las argollas finas y los diseños circulares suavizan los ángulos.
¿Es alargado? Las piezas más cortas o con volumen cerca del lóbulo ayudan a equilibrar la longitud.
¿Ovalado? Es el más armónico y permite jugar con casi todos los tamaños y diseños.
¿Triangular o corazón? Los accesorios que aportan volumen en la parte inferior compensan la amplitud de la frente.
¿Diamante? Con pómulos protagonistas, conviene evitar sumar volumen en esa zona y dirigir la mirada hacia arriba o hacia abajo.
¿Hexagonal? Las facciones marcadas se ven más armoniosas con accesorios curvos, livianos y con movimiento.
¿Y qué pasa con los collares? También comunican. Los largos estilizan, mientras que los cortos llevan la atención directamente al rostro. En looks de fiesta, donde muchas veces hay brillo o textura en la prenda, el equilibrio vuelve a ser la clave.
Un último detalle: El metal. ¿Plata u oro? No es solo una cuestión de gusto: la colorimetría define cuál ilumina mejor tu piel. Cuando los accesorios dialogan con tus facciones y tus colores personales, la imagen se vuelve coherente, auténtica y expresiva.
Por Nancy Carolina Sosa
Asesora de Imagen – Especialista en Colorimetría y Estilismo
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