¡Aquí, aquí! Ven con tu mirada sobre estas líneas para descubrir el poder de tu voz, del sonido invisible que hace visible tu interior, a saber, pensamientos, emociones, estado energético y de consciencia.
Apasionada de la voz, como cantante lírica y coach, te invito a estos encuentros escritos, donde te develaré los secretos insospechados del sonido que te acompaña con cada nota y palabra, cuando hablas, cantas, o simplemente escuchas tu interior.
Nacemos respirando profundo, a gran boca, sin bruxismo, expresando libre y espontáneamente cada risa, llanto, alegría o enojo, sin inhibiciones ni complejos, ni juicios o prejuicios, siendo simple y auténticamente “uno mismo”.
En un cuerpo chiquito, pero con mente muy rápida, clara, y conectados a nuestro ser, aprendemos a “entonar” la melodía de ese idioma al que luego le pondremos palabras, podemos decir, que antes del habla, la melodía entonada o canto, expresa con el sonido de la voz, nuestras emociones, para así comunicar lo que nos pasa.
El lenguaje paraverbal, cada mirada, gesto, que vemos y cada tono más o menos elevado, dulce o áspero, van creando la percepción del entorno y su significado.
Así comienza nuestra comunicación, cual comunión, común unión, que de poco, va distinguiéndose y separándose, con cada advenimiento adverso, que va colapsando la respiración, provocando suspiros, hasta pasar de una respiración abdominal, a la superflua elevación del pecho al respirar, disminuyendo la oxigenación, acelerando el ritmo cardíaco, debilitando el sistema nervioso, estresando y reduciendo la energía del cuerpo y la consciencia.
Seguimos creciendo, y cada “cállate, no grites”, “vos sos chic@, no sabés”, como también el hecho de “imitar” el modo verbal del los padres, el entorno de la escuela, la impresión de las vivencias, van dejando huella en la voz, transformándola, moldeando según la armonía o discordia, libertad, motivación o represión, la forma de hablar, expresar, decir o callar, hasta llegar a la adultez, donde solemos considerar que tenemos la voz que nos tocó en suerte, frecuentemente sin saber que podemos transformar nuestra voz, al igual que el cuerpo, o tantas otras cosas, en la mejor versión.
Si tu voz no te gusta, es simplemente porque no estás hablando con tu verdadera voz, y puedes pasar muchos años de tu vida, o toda, sin sospecharlo.
La voz es como un acordeón, toma aire y suena, por eso la respiración, es clave para una buena y sonora vocalidad.
Te comparto un ejercicio para observes y vuelvas a respirar en forma profunda, abdominal.
Siéntate erguido, sin cruzar las piernas, apoya los codos sobre las rodillas, inspira profundo y verás cómo baja el diafragma, se abre la parte intercostal y se expande el vientre hacia afuera. Sigue inspirando hasta que también se eleve el pecho. ¡Así estarás respirando nuevamente a pleno!
Luego incorpórate, o busca hacer lo mismo. Puedes poner una mano en el pecho y otra en el ombligo, y observar que al inspirar, primero se infla el vientre y luego sube el pecho. Procura repetir el ejercicio hasta que vuelva la memoria muscular tan saludable, de respirar en forma profunda y abdominal, tal cual lo hacíamos al nacer.
Hasta aquí hoy, gracias por tu tiempo de lectura, espero haya sido de tu agrado. ¡Nos vemos en el próximo escrito encuentro!
Si quieres saber sobre tu voz, puedes contactarme:
Claudia Menkarsky
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