Ingresos brutos es un impuesto provincial que se aplica a las actividades económicas que ejercen las empresas o personas que trabajan de manera independiente y se calcula sobre el total de sus ventas mensuales. La alícuota puede variar según la actividad o la provincia pero generalmente ronda el 3%.
Ahora ¿Qué pasa cuando tengo mi sede en una provincia pero vendo en otras?
Acá se crea la Comisión Arbitral de convenio multilateral (un convenio entre todas las jurisdicciones) para impartir las normas de como se distribuye y quien recauda el tributo.
Para los comercios de venta tradicional que mayormente no tienen cambios bruscos entre clientes y proveedores, las provincias donde llevan a cabo la actividad mes a mes suelen ser las mismas.
Pero ¿Qué pasa con las ventas de comercio electrónico a través de plataformas digitales como Mercado Libre? Desde el otro lado de la pantalla, con un solo clic podemos vender a cualquier parte del país y es indescifrable conocer de manera anticipada entre que jurisdicciones se van a distribuir esas ventas.
Entonces, ¿es justo liquidar este impuesto con un coeficiente unificado que se calcula según datos del año o balance anterior? Esto es lo que llamamos el “robo del siglo”, cuando en realidad no sabemos ni quién es el comprador que está del otro lado de la pantalla y menos desde que jurisdicción nos va a realizar la compra. ¿Como vamos a estar haciendo una declaración jurada en base a lo que vendimos hace un año atrás?
Y por si esto fuera poco, el convenio multilateral establece este coeficiente para ver como se determina el impuesto, pero no lo establece para ver como deberían aplicar las retenciones o percepciones cada provincia.
Por lo tanto cada jurisdicción las aplica como quiere, pensando en recaudar mas que la otra en base a datos actuales, sin tener en cuenta que el contribuyente declara en base a datos del año o balance anterior cuando ni si quiera sabe a quien le va a vender el mes que viene.
¿Cuáles son las consecuencias de esto? Excesivos saldos a favor de los fiscos provinciales perjudicando las finanzas del emprendedor.
Esta cultura es la que no nos deja avanzar como sociedad, primero “el yo” sin pensar en “el otro”, cuando pensemos en el todo, el sistema funcionará mejor.
Mientras tanto, a seguir remando en el dulce de leche.
De todas formas, como estudio contable apoyamos la capacidad resiliente y de adaptación al cambio que tenemos los argentinos y alentamos a no bajar los brazos y a reinventarse, que con un buen asesoramiento financiero, estos perjuicios se pueden minimizar.
Ignacio Bárcena
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