Con el objetivo de mejorar los resultados de los distintos tratamientos médicos, en 2017 las Dras. Claudia Noseda y Matelda J. Lisdero, fundaron Adivida Buenos Aires –en colaboración con el centro Adivida España, centro de medicina complementaria del Dr. Alberto Marti Bosch.-, un centro de medicina complementaria.
“Nuestros pilares son la desintoxicación y limpieza del organismo en base a alimentación natural y orgánica como también la limpieza de los filtros pulmonares, renales y hepáticos, que es fundamental en la prevención y recuperación de la salud. Por otra parte, también contamos con la medicina homeopática, para estimular la energía vital del organismo, y con la nutrición ortomolecular que aporta los nutrientes para activar rutas metabólicas necesarias para la curación”, dice la dra. Matelda J. Lisdero.
Matelda (M.n. 95299 y M.p. 450004) es Médica UBA y cuenta con veinte años de experiencia en el Hospital Italiano de Buenos aires. También es Homeópata, especialista en medicina ortomolecular y naturópata.
¿Qué tipo de tratamientos son los que ofrecen?
Trabajamos interdisciplinariamente, tanto en prevención como en tratar los estados de enfermedad, entendiendo a estos últimos como una situación de desequilibrio en la que intervienen múltiples factores, tales comoorgánicos, emocionales, ambientales,
nutricionales, etc.
¿Qué son los pulsos bineurales?
Son parte del tratamiento y regulan la frecuencia cerebral. Cuando la frecuencia cerebral está alta la respuesta inmunológica está deprimida, es inversamente proporcional. La frecuencia cerebral aumenta en situaciones de estrés, y cuanto más alta es la misma, menor es la capacidad de gestión y recuperación del organismo.
Es necesario bajar la frecuencia de as ondas cerebrales para facilitar los mecanismos de reposo y reparación como también mejorar la arquitectura del sueño. Sabemos que el déficit de sueño produce múltiples desajustes orgánicos. Logramos con este recurso enlentecer el metabolismo y lograr efectos similares a los que logra un meditador con muchos años de práctica.
Si estamos diseñados para vivir alrededor de 125 años, ¿por qué nos morimos antes?
Hoy sabemos que los responsables del tiempo de vida de cada especie se relacionan con la longitud de los telómeros, que son las secuencias de ADN de los extremos de los cromosomas. Cuanto más lento es el metabolismo, más lentamente se acortan los telómeros y más lentamente se envejece. Un elefante que vive en su medio natural cumple con la expectativa de vida de su especie, mientras que en el zoológico vive la mitad del tiempo.
Nuestro sistema de vida, con toxicidad, estrés, mala alimentación, predominio de la simpaticotonía, sin respeto por los ciclos circadianos, entre otros, nos hace más parecidos a la vida de los animales en cautiverio que a lo que sería nuestra forma de vivir en un medio natural. La propuesta es morirse jóvenes lo más tarde posible. De nada sirve llegar al tiempo que tenemos asignado como especie si no lo hacemos en plenitud, con vitalidad y pudiendo disfrutar de la vida.
¿De qué forma se puede alcanzar esa longevidad en salud?
En el centro contamos con la tecnología de oxigenación hiperbárica, que es una forma de inyectar oxígeno a presión al organismo. Además de conocerse que las células llamadas malignas cambiaron su respiración aeróbica por anaeróbica y viven
principalmente de consumir glucosa, estas células tienden a destruirse con el oxígeno, además tiene propiedades antiinflamatorias, acelera la cicatrización de las heridas y úlceras, y posee acción antioxidativa, además de otros efectos beneficiosos para la salud.
Contamos además con tecnología de última generación alemana de máquinas de biorresonancia y de electromedicina con capacidad de realizar diagnósticos y complementar tratamientos usando la energía electromagnética. Para recuperar la salud es importante actuar sobre el comportamiento electromagnético del organismo.
Por último, nuestro enfoque incluye la comprensión de los síntomas y enfermedades como expresión del universo de emociones en el que estamos inmersos y que permite la activación de programas automáticos cuya única finalidad es nuestra supervivencia pero que, durante los procesos de estrés y relajación, producen síntomas que son etiquetados como incurables o progresivos y que no hacen más que bloquear los procesos de curación.
Es como si fuesen profecías autocumplidas. A veces, los diagnósticos matan más que la enfermedad. Si los médicos fueran conscientes del daño que causan sus palabras, la medicina sería muy distinta.
¿Entonces sostienen que la enfermedad tiene un origen multifactorial?
Exactamente. Los elementos que llevan al organismo a enfermarse son tanto emocionales como físicos. En Adivida tratamos de actuar en cada uno de los niveles que conforman la enfermedad. Optimizamos la capacidad de curación natural del organismo, porque tenemos las herramientas para que el cuerpo recupere su equilibrio entendiendo cuál fue el proceso que llevo a enfermarlo y permitiendo que sucedan los procesos de reparación.
¿Cómo lo llevan a cabo?
Los pacientes se llevan de la consulta un pack de herramientas individualizadas, hechas a medida de cada caso para mejorar la salud, la vitalidad y la respuesta a los tratamientos convencionales. También estamos abocados a guiar al paciente a posicionarse en un lugar de mayor entereza emocional para poder comprender e iniciar los cambios que lo lleven a un nuevo estado de salud.
Como dice Alejandro Jodorowsky, “debajo de cada enfermedad está la prohibición de hacer algo que deseamos o la orden de hacer algo que no deseamos. Toda curación exige la desobediencia a esta prohibición o esta orden”.
Conoce mas sobre el Centro en www.adividabuenosaires.com.ar.
Para turnos y consultas: Alberdi 431, piso 7°, of. 4, Olivos, ProvIncia de Buenos Aires. Teléfono: (011) 4897-7154.