INTERNACIONAL
Efemérides

A 5 años del Brexit, la desconexión del Reino Unido revela el alto costo de su “soberanía”

El país llega con una soberanía recuperada sobre el papel, pero enfrenta dificultades para mantener su influencia global. A pesar de las promesas de independencia, descubre que la autonomía absoluta conlleva un alto costo económico y político.

Brexit es el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea
Un período transitorio hasta diciembre de 2020 permitió mantener acceso al mercado único | Gemini

En cinco años pasaron desde que el Big Ben anunció, con su eco metálico y resonante que recorrió toda la ciudad, el inicio de una nueva era para el Reino Unido. Aquel 24 de diciembre de 2020, el entonces primer ministro Boris Johnson presentaba el Acuerdo de Comercio y Cooperación (TCA) como el "regalo de Navidad" definitivo: una recuperación total de la soberanía sobre las leyes, las fronteras y el dinero.

Sin embargo, al cumplirse un lustro de aquel divorcio tras 47 años de matrimonio europeo, el balance es una amalgama de promesas incumplidas, realineamientos forzosos y un pragmatismo económico que choca con la retórica ideológica.

Salida del Brexit
Afectó la economía global, con ajustes en regulaciones financieras y migración

El "agujero negro" económico

La métrica más cruda del Brexit se encuentra en los libros contables. A diferencia de otras economías del G7, el Reino Unido ha mostrado una recuperación notablemente más lenta tras la pandemia y las crisis energéticas. La inversión empresarial, que se estancó inmediatamente después del referéndum de 2016, no ha logrado recuperar su dinamismo.

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Expertos financieros coinciden en que la salida del Mercado Único ha generado una "fricción estructural". No se trata solo de aranceles, sino de una montaña de trámites aduaneros que ha encarecido las exportaciones británicas hacia su principal socio comercial. Para las pequeñas y medianas empresas (pymes), el costo de exportar a Francia o Alemania se ha vuelto prohibitivo, llevando a muchas a cesar sus operaciones en el continente o a trasladar sus almacenes.

De centro del mundo a satélite regional

Uno de los pilares del poder británico, la City de Londres, ha sentido el impacto de no contar con el "pasaporte financiero" que le permitía operar sin trabas en toda la UE. Si bien Londres sigue siendo un centro financiero global de primer orden, su hegemonía histórica en Europa se ha erosionado notablemente.

La fuga de capitales no ha sido un éxodo masivo y ruidoso, sino un goteo constante. Ámsterdam ha superado a Londres en volumen de negociación de acciones en diversos periodos, y París se ha consolidado como el nuevo imán para la banca de inversión. La promesa de convertir a Londres en un "Singapur sobre el Támesis" —un paraíso de desregulación financiera— ha chocado con la realidad de que, para mantener el acceso a los mercados globales, el Reino Unido debe seguir cumpliendo estándares internacionales que a menudo son dictados por Bruselas o Washington.

Inmigración y servicios públicos

El motor emocional del Brexit fue el control de las fronteras. No obstante, cinco años después, las cifras de inmigración neta han alcanzado niveles récord, solo que el origen de los migrantes ha cambiado: menos ciudadanos de la UE y más personas provenientes de fuera del bloque, que tuvo un efecto colateral en el Servicio Nacional de Salud (NHS).

La escasez de profesionales sanitarios europeos, que antes llenaban las vacantes con facilidad, ha dejado al sistema en una situación de vulnerabilidad crítica, con listas de espera que superan los siete millones de personas. El eslogan de los 350 millones de libras extra para el NHS, que decoraba los autobuses de la campaña del "Leave", es hoy recordado por la opinión pública como una de las mayores distorsiones políticas de la década.

El rompecabezas de Irlanda del Norte

El acuerdo diseñado para evitar una frontera física en la isla de Irlanda terminó creando una frontera comercial en el Mar de Irlanda, enfureciendo a los unionistas y desestabilizando el gobierno compartido en Belfast.

Mientras Milei mira a Londres, Cancillería condena la explotación "unilateral" de una cuenca de Malvinas

Aunque el Marco de Windsor intentó suavizar estas tensiones, la herida sigue abierta. El Reino Unido se encuentra en la posición incómoda de tener que seguir las reglas de la UE en Irlanda del Norte para mantener la paz y la fluidez comercial, lo que para los sectores más radicales del conservadurismo británico representa una claudicación de la soberanía.