Aunque por estas horas las miradas están puestas en el estado de Virginia y la versión oficial sobre los resultados electorales que definirían una victoria demócrata también en el Senado, lo cierto es que el golpe en la Cámara de Representantes, con una rotunda mayoría de la oposición, es significativa para los dos últimos años de mandato de George W. Bush.
Varios medios estadounidenses conceden la banca de Virginia al demócrata Jim Webb frente al republicano George Allen, lo que supondría para su partido controlar también, después de 12 años, el Senado.
Virgina era el último estado que les faltaba a los demócratas para controlar el Senado, y varios medios, como las cadenas de televisión CNN y NBC o agencias internacionales de noticias, ya atribuyeron la victoria a los demócratas. Sin embargo, el comité de campaña de Allen no reconoce la derrota
Con este resultado, logran 49 senadores más dos independientes, que previsiblemente votarán junto a ellos, frente a los 49 que obtuvieron los republicanos, lo que les da la mayoría, situada en 51 escaños de un total de 100.
Sin embargo, las leyes del estado de Virginia indican que si el ganador lo es por menos de un punto porcentual —en este caso, 25.000 votos— se puede reclamar un recuento, que se concede automáticamente.
El ganador no será proclamado probablemente hasta el 27 de noviembre aunque algunos analistas prevén diciembre ya que el recuento tendrá que incorporar los votos por correo que pueden tardar días en llegar desde el extranjero.
En tanto, en la Cámara de Representantes los demócratas se hicieron con 28 escaños republicanos y de uno independiente. Por el momento suman 229.
Por ahora, no se conoce el destino de 10 asientos que le aseguran el control de la Cámara que cuenta con 435 miembros.
Los comicios, celebrados a dos días de la condena a Saddan Hussein a la horca, fueron interpretados como un contundente golpe a Bush por los resultados de la invasión a Irak.
La debacle electoral ya se cargó su primera víctima en las filas republicanas con la renuncia del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, principal impulsor de la cuestionada “lucha contra el terrorismo”.
Bush, aunque dijo estar "obviamente decepcionado" de la enorme victoria demócrata sostuvo que él tenía "gran parte" de la responsabilidad en el resultado electoral y que su política en Irak "no está dando buenos resultados a una velocidad aceptable".