“Hay una predisposición extraordinaria de ambas presidentas”, dijo ayer Horacio Cartes, en referencia a Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff. Sin embargo, no todo parece un lecho de rosas en la relación diplomática con Paraguay. En el discurso de asunción que dio el jueves, el presidente guaraní no pronunció ni una sola vez la palabra Mercosur. Tampoco se refirió a la Unasur, el otro organismo regional que había sancionado al país por el golpe institucional contra el ex mandatario Fernando Lugo en 2012.
En cambio, el dirigente del Partido Colorado ensayó un delicado equilibrio entre mantener buenas relaciones bilaterales con sus vecinos y no concretar, aún, la vuelta de su país al bloque económico. “Anhelamos las más fructíferas relaciones con los países vecinos, y con todos los Estados con los cuales mantenemos relaciones diplomáticas. Nos anima la franca predisposición de mantener, y de acrecentar, las cordiales y fecundas relaciones bilaterales. Antes que agravar las diferencias coyunturales, pretendemos que nos acerquen y hermanen el entendimiento, la cooperación y la complementación”, expresó el jefe de Estado, que destacó la presencia de las dos jefas de Estado, abucheadas, según la prensa local, por los asistentes al acto.
Cartes se reunió por separado con las dos presidentas y con su par uruguayo, José “Pepe” Mujica. De esa forma, evitó una foto de familia con los líderes del Mercosur. El empresario tabacalero pretende mejorar las relaciones bilaterales con sus vecinos, pero no con el bloque en su conjunto. Asunción dio una señal en ese sentido cuando no invitó formalmente al acto de asunción al presidente Nicolás Maduro, que les había pedido a los militares guaraníes que intervinieran en defensa de Lugo.
Tras el otorgamiento en julio de la presidencia pro témpore a Venezuela, Cartes eligió ese camino como protesta por no haber recibido un “gesto” que, según Paraguay, sería ostentar ese cargo, cuyo anterior titular había sido Uruguay y que se adjudica por orden alfabético. “La estrategia de su gobierno es resolver cuestiones bilaterales con los dos socios de mayor volumen económico: Brasil y Argentina. Paraguay no puede mudarse de vecindario. Debe convivir con sus vecinos pero está obligado a buscar mejores condiciones. El Mercosur es una apuesta regional ambiciosa que debe ser consecuencia de una relación madura, digna y, sobre todo, respetuosa”, declaró a PERFIL Benjamín Fernández Bogado, doctor en Derecho de la Universidad Nacional de Asunción y autor del libro A sacudirse... claves para la construcción de una nueva República.
Si bien CFK y Rousseff demostraron en las últimas horas gestos de buena voluntad hacia el nuevo mandatario, en ese país aún está abierta la herida infligida por la suspensión a los organismos de integración y por el ingreso de Venezuela, que aún no había sido avalado por su Parlamento y que planteó, según Cartes, “un problema jurídico”.
Más allá de esos resquemores, en Brasilia y Buenos Aires aspiran a recomponer el vínculo con Paraguay. Pero hay otros nubarrones que amenazan las relaciones bilaterales de los dos socios mayores del Mercosur y Asunción, como la renegociación por la energía que producen las represas binacionales hidroeléctricas de Itaipú y Yacyretá. El otro punto de tensión con la Argentina es la posible instalación de una planta nuclear en Formosa, denunciada por Asunción por el daño ambiental que podría ocasionar.
Aunque Dilma y Cristina intentaron seducir a Cartes para que Paraguay vuelva al Mercosur, el empresario tabacalero eludió las definiciones y aún no se sabe qué pasará en la próxima Cumbre de presidentes, en diciembre de este año.
