Nelson Mandela permanece internado en un hospital de Pretoria por una grave infección pulmonar desde el 8 de junio pasado. Mientras Sudáfrica se prepara para lo peor y su familia ya se disputa su herencia, es entendible que el expresidente de 95 años no se preocupe por cuestiones mundanas.
Pero la vida continúa fuera del hospital y en la vivienda del líder, que la semana pasada recibió una carta de la municipalidad de Johanesburgo, en la que amenazaba con cortar el suministro de electricidad y agua corriente si no pagaba los 6.468,48 rand (660 dólares) que adeuda.
La notificación, publicada por una emisora de radio sudafricana, estaba fechada el primero de agosto, y advertía a su destinatario de que tenía una deuda vencida hacía más de 30 días. Si la cantidad no era abonada, el municipio procedería a la "restricción de los servicios" y a una posible acción legal.
El aviso motivó un pedido de disculpas de la capital sudafricana: "La ciudad quiere pedir disculpas a la familia Mandela por cualquier inconveniente causado por este desafortunado incidente", afirmó un comunicado de Johanesburgo difundido por la cadena BBC.
Más aún, el aviso de la municipalidad le había llegado a la familia Mandela por error: la carta pertenecía a otro cliente con una dirección similar pero en otro sector de la ciudad, según explicó el vocero Kgamanyane Maphologela.