Aunque su salud siempre ha sido excelente, la Reina Isabel II, de 85 años, es una mujer que prevé todo, incluso su propio entierro. Por eso, la Corte tiene la orden de aprovechar el amplio operativo de seguridad y despliegue técnico y militar para de alguna manera “ensayar” las pompas fúnebres que se realizarán cuando la reina muera.
Ayudados del despliegue multitudinario del próximo viernes, los cortesanos aprovecharán para tomar datos y revisar detalles en cuanto medios de comunicación, seguridad policíaca y militar, ruta del cortejo y recepción de los jefes de Estado de todo el mundo que se harán presentes en las honras fúnebres de Isabel II.
Conocido bajo el código de “London Bridge” la ruta que seguirá el cortejo nupcial del príncipe Guillermo el día de la boda, que irá del Palacio de Buckingham a la Abadía de Westminster será la misma que seguirá el cortejo fúnebre su abuela.
Esto puede parecer muy extraño, pero la logística en una ceremonia tan grande es complicada y con tantos invitados debe aprovecharse. La reina y los británicos mismos son muy organizados y esperan que nada falle en cada gran acontecimiento de la realeza. Así, cada año se revisan los planes del funeral, y cada cambio debe ser aprobado por la soberana.
(*) Especial para Perfil.com
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