“Grecia está viviendo una situación casi idéntica a la del 2001”, aseveró el miércoles la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner, en un discurso en el que comparó las dos crisis económicas y le pidió a la dirigencia argentina “no mirarse el ombligo”. Pese a las obvias similitudes –corralito, crisis de la deuda y ajustes–, no todos los datos parecen darle la razón a la jefa de Estado.
Más deuda. Atenas hace frente a un pasivo mayor, que representa 180% de su Producto Bruto Interno (PBI), frente a 82% de la de Argentina en 2001. La deuda helena asciende a 281 mil millones de euros. En un país de once millones de habitantes, que vive de la exportación de algunos servicios y del turismo, la carga es “insostenible”, según el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), quien recomendó hacer una quita del 30% del PBI. “Grecia no tiene nada que ver con nuestra crisis. La potencialidad económica de Argentina le permite salir de cualquier situación económica difícil. Los griegos, en cambio, no tienen un ingreso de divisas que les dé superávit”, confió a PERFIL el ex presidente Eduardo Duhalde. El alza del precio de las commodities y un dólar competitivo alentó una rápida recuperación argentina, lo que no parece viable en el corto plazo en Grecia.
Dracma. Atenas no tiene una moneda nacional, sino que adoptó el euro, por lo que no podría devaluar de la noche a la mañana, como decidió Duhalde en enero de 2002. Jorge Remes Lenicov, ex ministro de Economía,
considera que esa es una diferencia que jugó a favor de la Argentina. “Dijimos no hay más convertibilidad y teníamos los pesos. Los griegos para irse del euro tienen que denunciar un convenio internacional y de forma inmediata recrear el dracma. Hay que mandar a la Casa de la Moneda la impresión de todos los billetes. Eso lleva su tiempo”, explicó el ex embajador en Bruselas.
Contagio. La Unión Europea (UE) rescató en dos ocasiones a la República Helénica, ante el temor de un Grexit o un contagio a otros países –España, Portugal, Irlanda y Chipre–. En 2001, la debacle argentina sólo afectó a Uruguay.
Sin soja. Otro aspecto que ahuyenta comparaciones son los recursos naturales, que no abundan en Grecia. “En términos de pagar con flujo propio, Argentina es un país mucho más rico en recursos. Una vez que devaluamos, el campo explotó y el año siguiente aumentaron los precios y tuvimos viento a favor”, agregó Remes Lenicov.
Violencia. Si bien hubo pequeños estallidos de violencia en algunas protestas, Grecia aún no asistió a los saqueos de supermercados y comercios, como los que hubo en la provincia de Buenos Aires en 2001.
Syriza. Grecia y Argentina llegaron al corralito por caminos muy distintos. El gobierno de Fernando de la Rúa mantuvo el régimen de convertibilidad y aplicó las mismas políticas de ajuste y endeudamiento que su antecesor Carlos Menem. Alexis Tsipras, por su parte, enfrentó a la “troika”, pidió una reestructuración de la deuda y sometió la propuesta de los acreedores a un referéndum, que se votará mañana y marcará el destino de Grecia en el euro.