Madrid - Uno de los islamistas que se suicidó con explosivos días después de los atentados de Madrid, el marroquí Jamal Ahmidán, alias "El chino", confesó haber participado en esos ataques que dejaron 191 muertos, afirmó el lunes a un tribunal español su hermano Mustafa Ahmidan.
"Le pregunté si tenía relación con los atentados y me dijo que sí, pero no le creí", explicó el lunes Mustafá ante el tribunal del macrojuicio por los atentados del 11 de marzo de 2004 contra cuatro trenes suburbanos que se dirigían a la estación madrileña de Atocha.
Mustafa Ahmidan, aseguró que la primera ocasión en la que abordó el asunto con su hermano fue en un bar de su propiedad.
"Aparecieron las fotografías de algunos detenidos y Jamal dijo que era totalmente injusto. Yo le dije que había habido muchos muertos pero él me respondió si no veía todos los muertos que estaba habiendo en Irak", contó el testigo.
La segunda vez en el mismo bar, Jamal Ahmidán le dijo que "había sido gente de mi barrio los que habían hecho eso". Jamal Ahmidan, considerado el jefe operativo de los atentados, fue uno de los siete islamistas que el 3 de abril de 2004 se suicidaron con explosivos en un departamento de Leganés (un suburbio del suroeste de la capital española) cuando estaban cercados por la policía.
Mustafa Ahmidan dijo que en una cinta reivindicativa hallada tras la explosión reconoció la voz de su hermano y coincidió con otros testimonios respecto al cambio de carácter de Jamal tras un viaje a Marruecos en el verano (boreal) de 2003.
"Dejó de beber y nos daba consejos para hacer lo mismo", dijo su hermano ante el tribunal de la Audiencia Nacional, principal instancia penal española. Poco antes declaró Abdelkader Kounjaa, hermano de Abdenabi, otro de los islamistas que se suicidaron en Leganés, quien aseguró que su hermano le llamó antes de la explosión para decirle que estaban rodeados por la policía y que "iba a ver a Dios".
Ese día, Abdelkader dijo a la policía: "mi hermano nunca en la vida haría eso, tiene que haber otras personas detrás", recordó.
Veintinueve personas, en su mayoría de origen árabe, están procesadas en este macrojuicio que comenzó el 15 de febrero y se prolongará hasta julio. Contra los siete principales acusados, la fiscalía reclama penas de más de 38.000 años de cárcel. La sentencia se espera para octubre.
Fuente: AFP