Perfil.com consultó al Dr. Andrés Rascovsky, psicoanalista miembro titular de la Asociación Psicoanalitica Argentina, para que diera su opinión al respecto.
"Para sobrevivir tanto tiempo el aislamiento, Betancourt, como cualquier persona en esas condiciones, tiene que haber desarrollado necesariamente nuevos vínculos afectivos. El cambio que se vive es profundo y genera una situación traumática y de estrés permanente. La pérdida de los vínculos afectivos originales genera un rompimiento de la identidad difícil de recuperar", dijo Rascovsky.
Según el psicoanalista, “la liberación y la re-adaptación implicarán nuevamente una situación traumática y estresante ya que vuelve a perder los vínculos que necesariamente tiene que haber establecido en sus años de cautiverio.
"No es solamente y simplemente la felicidad de ser liberada. Ingrid Betancourt tendrá que volver a adaptarse y, con un trabajo de elaboración, deberá reconstruir la identidad perdida. Pero el retorno es a un mundo distinto y a condiciones políticas diferentes y ella nunca volverá a ser la misma”, aseguró.
Seguramente, el reencuentro con sus seres queridos le brinde a Ingrid Betancourt la plataforma emocional interna necesaria para realizar el proceso de “elaboración psíquica”. Este es el mejor de los escenarios posibles, pero puede suceder también que –en una situación extrema- la persona afectada sufra una escisión profunda de la personalidad. En este caso, el retorno será el de un autómata sin afectividad; el retorno de una persona que ha sufrido el “asesinato del alma”.
Nadie puede preveer el destino de Betancourt ahora que está libre. Pero una cosa es segura, según afirma Rascovsky, la ex candidata presidencial colombiana "necesitará un tratamiento psíquico permanente".