INTERNACIONAL
El drama de la rehn de las FARC

Betancourt, seis años en la selva y pocas esperanzas

Su rostro desmejorado se vio por última vez en noviembre en una prueba de vida. Es el más preciado “botín” de la guerrilla colombiana.

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| AFP

El rostro huesudo y triste de Ingrid Betancourt que se vio en noviembre pasado en una prueba de vida resume la zozobra que la política colombiana ha sufrido desde que hace seis años se convirtió en rehén de la guerrilla de las FARC, que la considera como su más preciado "botín".

Betancourt, de 46 años, es desde entonces uno de los principales símbolos del secuestro en Colombia, un país que tiene alrededor de 3.200 personas en cautiverio, según organizaciones no gubernamentales. Casi 800 de estas personas están en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que consideran que poco más de 40, entre ellas la ex candidata presidencial, pueden ser canjeadas por al menos 500 guerrilleros presos, en un acuerdo del que se habla desde hace varios años, pero que no llega a algo concreto.

Considerada como una de las dirigentes jóvenes con mejor futuro, Betancourt se hizo conocida como senadora por organizar debates en los que citó a diversos funcionarios que tuvieron que responder por presuntos casos de corrupción. Su capital político la llevó a postularse como candidata presidencial por el Partido Verde Oxígeno para las elecciones de 2002, pero su vida se dividió en dos el 23 de febrero de ese año, cuando fue hecha rehén.

Betancourt fue secuestrada con varios colaboradores de la campaña, entre ellos su fórmula a la vicepresidencia, Clara Rojas, cuando decidió internarse por la selva apenas unos días después de romperse el proceso de paz entre el gobierno del presidente Andrés Pastrana (1988-2002) y las FARC. Muchos le advirtieron que no fuera a ese lugar, pero ella insistió, fiel a su estilo. Incluso, en su camino se encontró con retenes militares en los cuales fue advertida de que sólo le permitirían seguir si firmaba un documento en el cual asumía las posibles consecuencias de ese acto. Firmó y asumió las consecuencias.

En las primeras pruebas de vida aparecía en videos en los que pedía con voz firme e impulsivos movimientos de manos un rápido acuerdo humanitario entre el gobierno y las FARC para el canje de secuestrados por rebeldes presos. Pero todo fue muy diferente a finales del año pasado, cuando se conoció su más reciente prueba de vida. Esa vez apareció sentada, muy delgada, con las manos unidas y la mirada baja al frente de unas rústicas tablas que formaban una mesa.

La senadora colombiana Piedad Córdoba, que junto con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, medió en busca de un canje entre el gobierno de Bogotá y las FARC, dijo hace poco que está segura de que Betancourt será liberada, posiblemente este año. Sin embargo, muchos analistas consideran que la ex candidata presidencial es tal vez el principal arma de presión del grupo guerrillero, por lo que dudan de que sea liberada por fuera de un acuerdo de canje.

Clara Rojas, su fórmula a la vicepresidencia e íntima amiga, quedó libre el pasado 10 de enero junto con la ex congresista Consuelo González. Las FARC dijeron que se trató de un acto de desagravio hacia Chávez y Córdoba por la forma en que su gestión fue cancelada por el presidente colombiano, Alvaro Uribe.

Los familiares de Betancourt no pierden oportunidad para enviarle mensajes a través de los programas que se han creado especialmente en las principales cadenas de radio para acompañar desde la distancia a los rehenes. Su esposo, Juan Carlos Lecompte, ha ido más allá. En dos ocasiones se ha subido a una avioneta para lanzar a la selva miles de fotos de Melanie y Lorenzo Delloye, los hijos de la política, fruto de un primer matrimonio con un francés, con la esperanza de que alguna caiga en el sitio de cautiverio.

Betancourt también tiene nacionalidad francesa, por lo que el gobierno del presidente Nicolas Sarkozy está muy interesado en el tema de los rehenes.

Un policía que estaba secuestrado y logró fugarse el año pasado, John Pinchao, reveló que Betancourt no ha perdido su carácter y ha soportado castigos "por rebelde". Incluso, alguna vez abofeteó a un guerrillero que trató de sobrepasarse cuando ella estaba en el baño. Según Pinchao, Betancourt logró fugarse una vez junto con el ex senador Luis Eladio Pérez, pero tras cinco días de aventura en la selva volvieron a caer en manos de la guerrilla. "¿Cómo les fue en el paseo?", les preguntó burlonamente su custodio cuando regresaron al campamento.