El candidato demócrata Joe Biden quedó ayer un paso más cerca de convertirse en el próximo presidente de los Estados Unidos, al pasar al frente en el conteo de votos en Pennsylvania y Georgia, al tiempo que amplió su ventaja en Nevada y mantuvo la delantera en Arizona. Con ganar los dos últimos, alcanzaría los 270 votos en el Colegio Electoral que lo depositarían en la Casa Blanca. Sin embargo, la campaña de Donald Trump emitió un comunicado afirmando que “la elección no acabó”, insistiendo en el escrutinio de los “votos legales”.
El suspenso amenazaba con continuar días y, tal vez, semanas, ya que podría haber recuentos en Pennsylvania y Georgia, en caso de que la diferencia entre ambos postulantes fuese menor al 0,5%. Ese escenario cobraba ayer fuerza, ya que Biden sacaba una ventaja mínima en los dos distritos. El demócrata contaba con 4.182 votos más que su rival en Georgia y 14.518 en Pennsylvania.
“Con un margen tan pequeño, va a haber un recuento en Georgia”, anunció a la prensa Brad Raffensperger, el secretario de Estado encargado del proceso electoral. Que esos recuentos alarguen la indefinición depende también de lo que pase en Nevada y Arizona, dos distritos que podrían darle la presidencia al demócrata sin necesidad de victorias adicionales.
Al cierre de esta edición, se esperaba una declaración pública de Biden desde su residencia, en Wilmington, Delaware. Trump se adelantó y exigió que no proclamara la victoria: “Joe Biden no debería erróneamente reclamar la presidencia. Yo podría hacerlo también. ¡Los procesos legales están comenzando!”.
En el cuarto día de escrutinio, el demócrata contaba con 253 votos en el Colegio Electoral, mientras que Trump había cosechado 214. El demócrata contaba con, al menos, tres alternativas para llegar a 270: llevarse los 20 delegados de Pennsylvania, alzarse con los 16 de Georgia y un distrito más, o ganar en Nevada y Arizona, que reparten 6 y 11 votos. El entusiasmo en las filas demócratas era tal que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se aventuró a llamarlo “presidente electo”.
Arizona, el único distrito donde los votos por contar favorecerían a Trump, reportaba una brecha a favor de Biden de 39.400 votos, con el escrutinio completado en un 94%. La cadena Fox News y la agencia de prensa The Associated Press (AP) atribuyeron en la noche del martes la victoria al demócrata, estimando que era imposible que Trump recuperara terreno. Pero otros medios como el diario The New York Times y la cadena CNN prefirieron esperar para declarar un ganador.
Plan. Trump, en tanto, busca judicializar el escrutinio en los cuatro estados donde está perdiendo. Ayer, los republicanos solicitaron formalmente que la Corte Suprema detenga el conteo en Pennsylvania y que no escrute los votos por correo que llegaron después del martes 3 de noviembre. Sin embargo, su estrategia se choca con múltiples obstáculos, ya que para evitar que Biden llegue a 270 delegados en el Colegio Electoral necesita varios fallos en distintos tribunales del país.
En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Trump insistió el jueves en la teoría de un supuesto fraude. “Si cuentan los votos legales, gano fácilmente. Si cuentan los votos ilegales, pueden intentar robarnos la elección”, aseguró. Su campaña inició varias demandas para impugnar los resultados y pidió un recuento en Wisconsin, donde Biden ganó por solo 20 mil votos. Además, el Comité Nacional Republicano comenzó una campaña para recaudar 60 millones de dólares para financiar la estrategia legal del jefe de Estado.
Dirigentes republicanos se enfrentaron al dilema de respaldar la narrativa presidencial, sin desacreditar el proceso electoral en el que muchos de ellos fueron reelectos. “Creo que todo debería estar sobre la mesa”, dijo el senador Lindsey Graham al ser preguntado por Fox News sobre si la legislatura de Pennsylvania –de mayoría republicana– debería certificar los resultados. “Le voy a decir una cosa, el presidente está enojado, yo estoy enojado y los votantes deberían estar enojados”, aseguró Ted Cruz. En tanto, el senador republicano Mitch McConnell, jefe de la bancada de su partido, afirmó que “todos los votos deberían ser contados”. Mitt Romney fue uno de los pocos críticos del presidente: “Se equivoca al decir que la elección fue amañada, corrupta y robada”.
Duelo tuitero. La polarización política se trasladó de las urnas a las redes sociales. Mientras los seguidores de Trump viralizaron el hashtag “Paren el robo” y protestaron en las calles de varias ciudades, Twitter marcó con advertencia una publicación de un destacado activista demócrata, Scott Dworkin, refiriéndose a Biden como presidente electo. “Es posible que las fuentes oficiales aún no hayan determinado el ganador cuando se tuitearon estos comentarios”, informaba la plataforma.
Twitter intervino también posteos del presidente Trump. “Nuestros equipos continúan tomando medidas contra los tuits que declaran la victoria prematuramente o contienen información engañosa sobre las elecciones en general”, dijo un vocero de la empresa.
Estados Unidos no vivía esta incertidumbre electoral desde 2000, cuando la Corte Suprema falló a favor de George W. Bush en la pugna con Al Gore en Florida, donde el republicano aventajó al demócrata por apenas 537 votos.