San Diego - Los bomberos lograban progresos hoy para controlar los incendios que han devastado el sur de California en los últimos días, matando al menos a nueve personas y dejando daños por al menos 1.000 millones de dólares. "Esperamos cambiar la tendencia pronto", dijo Jose Alvarez, del Servicio de Emergencia del Condado de San Diego, en el extremo sur de California. "Pero algunos incendios todavía están fuera de control".
Los bomberos tuvieron un respiro, gracias a una tregua en los fuertes vientos que han estimulado las llamas que han destruido al menos 1.400 viviendas, 182.500 hectáreas de vegetación y obligado a evacuar a medio millón de personas. El presidente George W. Bush visitó ayer la zona devastada, y se detuvo en un vecindario de San Diego destruido por las llamas, donde conversó con trabajadores de rescate y con el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.
El jueves se descubrieron "los cuerpos de tres hombres y una mujer carbonizados" en un sector calcinado en plena frontera entre Estados Unidos y México, confirmó a la agencia de noticias AFP Gabriel Guerrero, vocero de la Patrulla Fronteriza estadounidense de San Diego.
Hasta ahora son nueve muertos en total: tres muertos anunciados por el gobernador el miércoles, los cuerpos de una pareja descubiertos ayer en la mañana por la policía de San Diego y las cuatro personas carbonizadas descubiertas por la Patrulla Fronteriza.
"Lo primero que quiero decirle a la gente del sur de California es que son muchos los que en nuestro país se han conmovido por el calvario de nuestros compatriotas que han perdido sus casas, sus pertenencias y particularmente con aquellos que perdieron la vida", afirmó Bush en San Diego. De su lado, Schwarzenegger agradeció a Bush por haber declarado rápidamente el sur del Estado en "zona de desastre mayor".
Bush, cuyo mandato sigue marcado por no haber reaccionado a tiempo frente al huracán Katrina en 2005, intentó mostrar con su visita a California que aprendió la lección : "Los historiadores tendrán todo el tiempo necesario para comparar" la reacción ante el ciclón y en estos incendios, recalcó el presidente.
En la región de Los Angeles, los bomberos dominaron dos importantes focos en un 100 y 70% respectivamente y sus esfuerzos seguían concentrados en San Diego, donde al menos 500.000 personas fueron evacuadas por el siniestro que dejó más de 1.000 millones de dólares en daños materiales.
En esta zona fronteriza, media docena de incendios seguían activos y aunque miles de personas fueron autorizadas a regresar a sus casas, más de 20.000 viviendas continuaban amenazadas por el fuego. Los incendios de mayor envergadura en la región de San Diego destruyeron casi 800 km2 y borraron del mapa barrios enteros, especialmente en Rancho Bernardo, donde sus habitantes constataron en llanto que sus casas eran cenizas.
Desde el domingo una tormenta de 18 incendios azotó montañas, colinas y cañones amenazando urbanizaciones de clase alta, como el balneario de Malibú, 30 km al oeste de Los Angeles, o residencias clase media-baja en San Diego. Los bomberos -incluyendo 2.600 presidiarios entrenados para luchar contra los incendios- continuaban su batalla ayudados por docenas de camiones, aviones y helicópteros cisternas.
Las llamas dejaron hasta ahora 40 heridos, entre ellos seis indocumentados mexicanos que fueron hallados por los bomberos, uno de ellos en estado grave. Todos están hospitalizados en un centro médico estadounidense. En el gran estadio de San Diego, el Qualcomm, convertido en un gran refugio, quedaban apenas 800 evacuados luego de que el lunes pernoctaron unas 20.000 personas: muchos abandonaron el lugar tras el anuncio de la policía de que revisaría las identificaciones y direcciones para verificar si realmente eran evacuados, según informes de medios locales.
Fuente: AFP