Brasil sigue paralizado por una huelga de camioneros, que ayer entró en su sexto día pese a que el gobierno ordenó la intervención de la policía y el Ejército y al llamado de uno de los principales sindicatos a desbloquear las rutas.
Desde el lunes, los camioneros brasileños están bloqueando varias rutas en 25 estados del país, lo que provocó una paralización casi total del tránsito en las carreteras nacionales, así como una crisis por desabastecimiento de alimentos y combustible en todo el territorio.
El presidente Michel Temer llamó el viernes a las fuerzas armadas a intervenir y desbloquear las carreteras e incluso emitió un decreto de Garantía de Ley y Orden (GLO) en todo el territorio nacional, que permite la actuación del Ejército para llevar a cabo el procedimiento.
Sin embargo, pese a los decretos que emitió Temer, los camioneros seguían ayer sus acciones en las rutas del país y los efectos de la crisis iban en aumento. Muchos, para evitar la represión del Ejército, ya desbloquearon las carreteras, pero no transportan mercadería.
Ayer, el Ministerio de Defensa afirmó que 132 de los 519 bloqueos registrados el viernes habían sido levantados.
Efectos. La huelga sigue teniendo efectos devastadores. Prácticamente todas las estaciones de servicio del país están desabastecidas y los productos frescos son cada vez más escasos en los comercios. Once aeropuertos del país están desabastecidos y el de Brasilia, la capital, suspendió cuarenta vuelos en las últimas horas.
En Brasilia, ante la suspensión de tantos vuelos, las aerolíneas ya no tenían cuartos disponibles en los hoteles para ofrecer a los pasajeros que no pudieron viajar. Más de cien personas pasaron la noche en la sala vip del aeropuerto.
Varios estados, como los nororientales Sergipe y Pernambuco, y la ciudad de San Pablo decretaron el estado de emergencia. Algunas universidades suspendieron sus clases.
Multas. “Multaremos con cien mil reales por hora (aproximadamente US$ 30 mil) a los dueños de transportadoras que no vuelvan a sus actividades”, anunció hoy en conferencia de prensa el ministro Carlos Marun, de la secretaría de Gobierno.
Los transportistas protestan por la constante suba de los precios de los combustibles por parte de la estatal Petrobras desde comienzos de año, debido a la evolución de los precios del petróleo.
Solo en mayo el precio de la gasolina subió 12% y el del diésel 9,3%, según cifras de la estatal “Agencia Brasil”.
El gobierno de Temer anunció en la noche del jueves un acuerdo temporal para levantar la huelga durante 15 días a cambio de que Petrobras reduzca el precio del diésel 10% durante treinta días, mientras se llevan a cabo nuevas negociaciones. Sin embargo, representantes de los transportistas dijeron el viernes al canal “Globo News” que mantenían la huelga porque no habían recibido instrucciones de sus negociadores para suspender las medidas de fuerza.
Militares. A menos de cinco meses de la elección presidencial de octubre, la escasa credibilidad que le quedaba al impopular gobierno de Temer continúa reduciéndose.
El presidente justificó haber apelado a las fuerzas de seguridad porque “una minoría radical ha bloqueado carreteras impidiendo que muchos camioneros lleven adelante su deseo de atender a la población”, pese a un acuerdo firmado el jueves con sindicatos para una “tregua de 15 días”, luego de prometer la redu-cción de un impuesto al diésel.
Líderes sindicales criticaron la decisión de usar al Ejército “como instrumento de represión” y Amnistía Internacional consideró “inadmisible” que ponga fin a una huelga. n