INTERNACIONAL
Casi 126 millones de brasileos a las urnas

Brasil define su futuro en un ambiente de guerra

Gran expectativa en Brasil por los resultados de las últimas encuestas, que ponen en duda la reelección del actual presidente en la primera vuelta.

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Desde la maana, millones de brasileos acudieron a las urnas para decidir si Lula seguir siendo presidente. | AFP
Río de Janeiro (DPA) - En ambiente de guerra y de suspenso, casi 126 millones de electores brasileños acuden hoy a las urnas, para definir si concederán un nuevo mandato al actual presidente, el socialista Luiz Inacio Lula da Silva, cuya reelección en primera vuelta quedó en duda antes las últimas encuestas.

El último sondeo preelectoral realizado por dos entidades privadas, IBOPE y Datafolha, coinciden en apuntar que el índice de preferencias por Lula bajó cuatro puntos porcentuales en los últimos diez días, lo que coincide con el estallido del escándalo de espionaje político que sacude a su Partido de los Trabajadores (PT).

Según las investigaciones, que tienen un margen de error de dos puntos porcentuales, Lula llega al día de la elección con un índice entre un 49 y un 50 por ciento de los votos válidos, lo que hace imposible prever si conquistará su segundo mandato mañana o si tendrá que disputarlo el 29 de agosto, en un balotaje, contra el socialdemócrata Geraldo Alckmin.

Además de definir al nuevo presidente, los brasileños escogen hoy a nuevos gobernadores de los 26 estados y del Distrito Federal de Brasilia y renuevan un tercio del Senado (27 senadores) y la totalidad de la Cámara Baja y de las Asambleas Legislativas provinciales.

La elección tiene lugar en medio de una intensa guerra entre el PT y su principal rival, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que busca llevar la decisión de la disputa a una segunda vuelta entre Lula y su candidato a la Presidencia, Geraldo Alckmin.

La guerra estalló hace dos semanas, después que integrantes del PT fueron detenidos con un monto en efectivo equivalente a más de 800.000 dólares, destinado a adquirir un "dossier" con acusaciones de corrupción -presumiblemente falsas- contra Alckmin y contra el candidato del PSDB a la gobernación de Sao Paulo, José Serra.

El viernes, el "tiroteo" se intensificó tras la filtración a la prensa de fotos de montañas de dinero decomisado. El coordinador de la campaña de Lula, Marco Aurelio García, atribuyó el hecho a un "complot" del PSDB y, anoche, el PT pidió al Tribunal Superior Electoral (TSE) impugnar la candidatura de Alckmin. El resultado del duelo entre el mandatario de 60 años y el socialdemócrata Alckmin, un médico de 53 años que tiene hoy alrededor del 33 por ciento de las preferencias, se conocerá pocas horas después de que se cierren las urnas.

Según el Tribunal Superior Electoral (TSE), a la medianoche de hoy, domingo, ya será conocido el resultado del escrutinio del 90 por ciento de los votos, gracias al sistema informatizado de votación a través de las llamadas "urnas electrónicas". Aun cuando logre la reelección, Lula permanecerá pendiente de los resultados de los comicios para gobernadores de los 26 estados y del Distrito Federal de Brasilia y de las elecciones que renovarán la totalidad de la Cámara Baja y un tercio del Senado.

Los sondeos apuntan hacia la probable realización de una segunda ronda el 29 de octubre para definir a los gobernadores de gran parte de los estados, pero dan como definida en favor del PSDB la disputa en Sao Paulo y Minas Gerais, los mayores colegios electorales del país. En Sao Paulo, el estado más rico y poderoso del país, el ex alcalde José Serra -candidato a la Presidencia derrotado por Lula en los comicios de 2002- se perfila como virtual nuevo gobernador, con un índice de preferencias del 51 por ciento.

La gran duda es qué le pasará al PT de Lula en el Congreso, que podría ver reducirse su representación a raíz de las denuncias de espionaje contra la oposición y de pago de sobornos a legisladores aliados para que votaran en favor de propuestas del gobierno. Lula prometió que, de lograr la reelección buscará un "pacto nacional" en torno a una agenda de proyectos que incluiría las reformas fiscal y política, consideradas como urgentes.

Ese acuerdo se perfila como vital para superar el ambiente político enrarecido de la campaña electoral y crear condiciones de gobernabilidad para que Lula lleve a buen término su probable segundo mandato, pero el ambiente "envenenado" en que transcurre la elección echa dudas sobre las posibilidades de que se concrete.