Si se trata de vencer a Jair Bolsonaro en las presidenciales de 2022, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva confirmó este jueves 15 de abril su disposición a ser candidato.
El líder político, a quien se le restituyeron los derechos políticos el 8 de marzo, aclaró que “no necesariamente” tendría que ser él, aunque confirmó que, pese a sus 75 años, está en buenas condiciones de salud y ánimo como para emprender el desafío.
Además, la Corte Suprema acaba de reconfirmar en su totalidad, después de la sesión plenaria de hoy, la decisión que había tomado uno de sus jueces, Edson Fachin. Fue este magistrado quién devolvió a Lula, en marzo, la “capacidad” de candidatearse en la contienda electoral del año próximo.
Como suele ser su estilo personal, el ex jefe de Estado consideró como condición indispensable para cualquier postulación un diálogo a fondo con “las fuerzas de centro y de izquierda para hacer lo que ustedes hicieron en la Argentina”.
Se refería, como es obvio, al frente integrado por el peronismo y otras organizaciones políticas que llevaron a Alberto Fernandez a la victoria, en 2019. Así lo confirmó en una extensa entrevista concedida a Gustavo Silvestre, conductor del programa “Minuto 1”, a la que Perfil tuvo acceso con anticipación.
Alberto Fernández habló con Lula: "Se hizo justicia"
Todas las encuestas indican un distanciamiento cada vez mayor de Lula respecto de Bolsonaro: la última investigación, publicada por el portal Poder360 (muy prestigioso en Brasil) reveló que el ex mandatario ya alcanzó 52% de popularidad, contra Bolsonaro que cayó a 35%. En una posible segunda vuelta, Lula aventajaría por 18 puntos al presidente brasileño que busca, desesperadamente, su reelección.
Lula no vaciló en condenar la “irresponsabilidad” a Bolsonaro en el manejo de la pandemia. El líder del Partido de los Trabajadores calificó al actual gobernante de “fascista” y “genocida”.
“Es el mayor responsable por el caos que la pandemia ha causado. Bolsonaro no respetó a los expertos, a los laboratorios, no compró las vacunas cuando tendría que haberlo hecho ni a la Organización Mundial de la Salud. Él solo piensa en los milicianos”.
Lula no ocultó su expectativa de lo que él definió como “un retorno a la democracia” a partir de las elecciones del año próximo.
Para el presidente de honra del PT, “quisiera que mi partido y los otros partidos de izquierda en Brasil votemos alguien progresista”, entre otras cosas para revitalizar un proyecto regional: la Unasur. “Tenemos que recuperar ese bloque, con un alto potencial comercial y político” evaluó.
Durante sus 8 años de gobierno, Lula da Silva tuvo como objetivo ampliar los lazos comerciales a toda Sudamérica. Era, en definitiva, un proyecto que permitiría ampliar los mercados a las industrias del Mercosur. “Le doy estos datos: en 2003 el comercio del Mercosur era de 9.000 millones de dólares; y en 2010 trepó a 30.000 millones. Llegó incluso a 43.000 en 2014. Y ahora es tan solo de 22.000 millones” relató. Para él, esa sería una demostración de que América Latina y el Mercosur “pierden mucho con gobernantes conservadores de extrema derecha”.
Recordó, en varios tramos, a Néstor Kirchner y la “capacidad” que tuvieron ambos en 2005 “de decirle que no al Alca, delante de George Bush”. Al principio del reportaje, el discurso de Lula se centró en reivindicar a Alberto: “Estoy sumamente agradecido lo que hizo por mí cuando estuve preso en Curitiba”.
Señaló, también, que hoy queda claro que los juicios “tramados por el ex juez Sergio Moro carecían de fundamento. El objetivo fue, entre otros, quitarme toda posibilidad de competir con Bolsonaro en octubre del 2019”.
También cuestionó a las grandes potencias por las políticas seguidas con relación a las vacunas anti Covid-19. “En las entrevistas con medios europeos y norteamericanos, pedí a los gobernantes de Estados Unidos, Francia y Alemania, que convoquen a una reunión urgente del G20, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, o incluso a una asamblea general de la ONU, para tratar el tema de las vacunas. Estas son un bien público y deben llegar a los países pobres. Hasta ahora, se sabe sólo de una reunión en Italia en octubre próximo. Los países ricos están incurriendo en una grave irresponsabilidad”.