La construcción de una bomba atómica por parte de Brasil fue planteada este viernes como una necesidad en ese país por un importante funcionario del gobierno de Lula da Silva: el general José Benedito de Barros Moreira, quien ocupa el cargo de secretario de Política, Estrategia y Relaciones Internacionales del Ministerio de Defensa.
En un encuentro con legisladores brasileños el militar dijo: "Nosotros tenemos que dar a Brasil la posibilidad, en el futuro, de que si el Estado así lo entiende, se desarrolle un artefacto nuclear. No podemos quedarnos ajenos al mundo".
El militar sostuvo que Brasil cuenta con recursos no renovables estratégicos, como el agua de la Amazonia, la mayor foresta tropical del mundo, que tiende a ser cada vez más codiciada por otros países.
En varias oportunidades, Brasil denunció que la Amazonia aparece en varios mapas estadounidenses como área bajo control internacional de Naciones Unidas.
"Ninguna nación puede sentirse segura si no desarrolla tecnología y se capacita para defenderse cuando es necesario", recalcó el general.
Las afirmaciones del militar ocurrieron en un encuentro con legisladores, entre ellos José Genoino, del Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Según el diario Estado de San Pablo el legislador pareció estar "espantado" con los dichos del militar.
Ayer, el ministro de Defensa, Nelson Jobim, reivindicó la construcción de un submarino propulsado a energía nuclear como arma "defensiva", para garantizar la seguridad de los gigantescos campos petroleros descubiertos recientemente en la cuenca marina de Santos, junto al estado de San Pablo.
Barros Moreira, ex profesor de las principales instituciones de formación de los cuadros superiores de las Fuerzas Armadas brasileñas, advirtió que en "nuestra área sudamericana" existen "puntos de tensión que se pueden desarrollar y deben ser observados y acompañados".
Las declaraciones del general revisten importancia por tratarse de un alto funcionario de la cartera de Defensa. Otras afirmaciones de militares, en términos similares a los de Barros Moreira, fueron publicadas en la prensa pero sus autores prefirieron mantenerse en el anonimato.
El presidente Lula da Silva defendió en julio la importancia que su país se convierta en el mediano plazo en una "potencia atómica", pero descartó por completo el uso del recurso con fines bélicos.
En ese discurso, pronunciado en el centro de investigaciones de la Marina, en San Pablo, Lula anunció aumento de fondos para el desarrollo del submarino nuclear y la decisión de construir la usina nuclear Angra III, con un costo estimado de 2.700 millones de dólares, que puede comenzar a funcionar en 2013.
Durante el gobierno del hoy opositor ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1994-2002), Brasil adhirió al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.
El país abandonó oficialmente las investigaciones sobre armas nucleares en 1990, cuando el ex presidente Fernando Collor de Mello desactivó un túnel de experimentación de la Fuerza Aérea en Cachimbo, estado de Pará.
Pero uno de los militares que trabajó durante años en el desarrollo de la bomba atómica declaró que los experimentos continuaron desarrollándose de forma secreta durante años.
Previamente, el ex presidente José Sarney y su colega argentino, Raúl Alfonsín, habían constituído en 1985 la Agencia Brasil Argentina de Control y Contabilidad sobre desarrollo nuclear, paso decisivo para la posterior constitución del Mercosur por la confianza mutua que generó en la materia.
Fuente: Télam.
