—Estamos con Bob Woodward, periodista de The Washington Post y autor de Estado de Negación. ¿El Bush de sus libros anteriores, Bush en Guerra y Plan de Ataque , es diferente del Bush de su nuevo libro?
—Las circunstancias son distintas. El primer libro, Bush en Guerra fue sobre la respuesta a los ataques del 11-S. Incluso John Kerry dijo que Bush hizo un buen trabajo. Plan de Ataque era sobre la decisión de ir a la guerra en Irak. La mayorías de ambas cámaras del Congreso votaron apoyando esa guerra. Este libro es sobre los últimos tres años y medio y no es un cuento con final feliz.
—Usted cita un discurso de Bush en el que se muestra muy optimista en torno a Irak. Dice que la formación de un gobierno de unidad en Irak es un momento decisivo en la historia de la libertad, en el que las fuerzas del terror comenzaron a retroceder. ¿Era un chiste? ¿Sabía que no estaba diciendo la verdad?
—No lo sé. Pero lo que me enteré más o menos en ese momento fue que un informe secreto de la división de inteligencia del Estado Mayor Conjunto decía que las cosas iban a empeorar. Y que los terroristas en Irak seguían siendo poderosos, y que el año que viene empeorará.
—¿Y cuál es su conclusión?
—Bush es un optimista. Es un líder en un tiempo de guerra muy difícil, una guerra que él decidió. No hay dudas de que es la guerra de Bush. Es una guerra que es cada vez más violenta y cada vez más difícil. Lamentablemente, no nos están diciendo toda la verdad.
—¿Pudo hablar con él para este libro?
—No, no quiso. (...) La evidencia muestra que hay una de negación desde hace tiempo. Le voy a dar un ejemplo y hay muchos más en el libro. El 11 de noviembre de 2003, meses después de la invasión, un alto agente operativo de la CIA estuvo en Irak, visitó siete bases estadounidenses, regresó e informó a Bush y al Consejo Nacional de Seguridad. Dijo que había insurgencia allí. (El ministro de Defensa) Don Rumsfeld, que estaba presente, dijo: “No sé si estoy de acuerdo”. Entonces el agente sacó el manual del Pentágono en el que se define a la insurgencia como apoyo popular, capacidad de ataque, capacidad para moverse, y dice que en Irak existen todas esas definiciones. Bush responde: “Creo que todavía no llegamos a ese punto y no quiero que nadie en mi gabinete diga que existe una insurgencia. No quiero leer sobre este tema en el New York Times ”. Alrededor de ese momento, aumentaron los ataques insurgentes a nuestras fuerzas y a los iraquíes a mil en el mes de octubre de 2003. En otras palabras, 30 ataques por día. Uno por hora. Ahora, si eso ocurriera aquí, uno diría que algo está ocurriendo y la preocupación no sería si sale en The New York Times. La preocupación sería ¿qué vamos a hacer con esto?. El gobierno no prestó atención. Pensó que iba a ser fácil.
—¿Por qué cree que Bush no se deshizo de Rumsfeld?
—Cree en él.
—¿Qué fue lo que interpretaron mal de la insurgencia? ¿Qué vieron?
—Fue una sorpresa total. No la vieron venir.
—¿Cuál es la situación entre Rumsfeld y Condi (Condoleezza Rice, la secretaria de Estado)?
—Pueden trabajar juntos, pero hay cierta tensión.
—Un televidente pregunta: “¿Cómo cree que terminará la guerra en relación a las tropas norteamericanas? ¿Cuándo cree que volverán?”.
—No lo sé. Yo cito a Rumsfeld diciendo que la insurgencia durará de 8 a 10 años. Quién sabe.
Traducción: Ximena Federma