El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, quien se encontraba desde agosto en prisión domiciliaria, fue preso este sábado de forma preventiva por riesgo de “fuga”, según una decisión de la Corte Suprema que sorprendió a Brasil.
Bolsonaro fue condenado en septiembre a 27 años de cárcel por haber conspirado para impedir la asunción del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, tras perder los comicios en 2022. En la decisión de este sábado, el juez a cargo de la causa, el polémico Alexandre de Moraes, explica que se trata de prisión preventiva y no de la ejecución de su condena.
El exmandatario cumple prisión domiciliaria desde el 4 de agosto en su vivienda, en un acomodado condominio de Brasilia, y está monitoreado por una pulsera electrónica. De Moraes dijo que le impuso la prisión en una institución policial porque considera que el líder de derecha estaba intentado obstruir el proceso en su contra y fugarse.
Lo que despertó la reacción del magistrado fue una marcha y vigilia convocada por el senador Flavio Bolsonaro, hijo del exmandatario, para la tarde de este sábado. Según afirmó, se trataba de “una estrategia para posibilitar la fuga” del dirigente derechista.
Otro hecho clave, de acuerdo al comunicado de De Moraes, fue que en la madrugada del sábado Bolsonaro intentó “romper el dispositivo electrónico de rastreo para asegurar el éxito de su fuga, facilitada por la confusión causada por la manifestación convocada por su hijo”.
“Te invito a luchar”. Desde el viernes Flavio convocó a la manifestación en las inmediaciones de la residencia de su padre. “¿Vas a luchar por tu país o simplemente vas a mirar todo desde tu celular en el sofá de tu casa? Te invito a luchar con nosotros”, arengó el senador en un video divulgado en redes sociales.
Para el juez, esa manifestación abriría la posibilidad de una “fuga hacia alguna de las embajadas cercanas a la residencia del acusado”. El documento judicial señala que el condominio de Bolsonaro está ubicado a unos 15 minutos en auto del sector de embajadas en Brasilia, donde se encuentra la de Estados Unidos.
El gobierno de Donald Trump viene cuestionando a la Justicia de Brasil y defendiendo a Bolsonaro, un fiel aliado del republicano en Sudamérica. Él y su familia forjaron estrechos vínculos con el presidente estadounidense, quien calificó el juicio contra su socio como una “caza de brujas” y castigó a Brasil con sanciones y aranceles comerciales.
Bolsonaro, de 70 años y con un delicado estado de salud según sus abogados, fue trasladado a un complejo de la Policía Federal en Brasilia, donde los presos son sometidos a exámenes médicos antes de ser enviados a prisión.
La Corte programó una “audiencia de custodia” por videoconferencia para el domingo. La orden de prisión preventiva deberá ser refrendada el lunes por los demás magistrados de la primera sala del tribunal en una votación virtual, precisó el magistrado. De Moraes dispuso además que un médico lo acompañe en todo momento.
“Confío en la justicia de Dios. La justicia humana, como hemos visto, ya no se sostiene. Pero sé que el Señor dará el escape”, escribió la esposa del exmandatario, Michelle Bolsonaro, en Instagram.
El expresidente, que gobernó Brasil entre 2019 y 2022, sigue siendo el líder de la derecha brasileña.
“Razones humanitarias”. A mediados de noviembre, la Corte rechazó de forma unánime un recurso contra la condena, que debe cumplirse en “régimen cerrado”, es decir, en prisión.
Este viernes, los abogados pidieron a la Corte que el exmandatario pudiera purgar su pena en su casa “por razones humanitarias” debido a sus delicadas condiciones de salud. “La alteración de la prisión domiciliaria tendrá graves consecuencias y representa un riesgo de vida”, dijeron.
El exmandatario sufre secuelas permanentes de una puñalada en el vientre que recibió en 2018 durante un acto de su campaña a la presidencia. En la petición al juez, los abogados enumeran las múltiples cirugías a las que ha tenido que someterse desde entonces, la última de ellas en abril. Como consecuencia, Bolsonaro sufre reflujo e “hipo incontrolable” que le han provocado falta de aire y desmayos.
Los abogados citan como antecedente el caso del expresidente Fernando Collor de Mello, de 76 años, que obtuvo prisión domiciliaria para una condena de ocho años por corrupción.
*AFP.
Cómo es el lugar de detención
La orden de la Corte Suprema fue trasladar a Jair Bolsonaro a una sede de la Policía Federal en el Distrito Federal. Como se preveía una situación de este tipo, la habitación fue remodelada recientemente.
De acuerdo a los medios brasileños, el lugar de detención tiene unos 12 metros cuadrados y cuenta con baño privado, cama, silla, armario, escritorio, televisor, una heladera chica y aire acondicionado.
Se trata de características similares a la celda donde estuvo detenido Lula da Silva en la sede de la Policía Federal de Curitiba. El actual mandatario había sido condenado a 12 años de cárcel por un caso de corrupción, que posteriormente fue anulada por la Corte Suprema.
Las normativas brasileñas determinan que las autoridades con privilegios especiales, como es el caso de los expresidentes o jueces, pueden disfrutar de un espacio compatible con lo que se llama “sala de Estado mayor”. La idea es garantizar condiciones dignas para el detenido y evitar riesgos para su integridad física.