Santiago - Al menos tres personas murieron y siete permanecen aún desaparecidas desde que se desató, el fin de semana pasado, un sismo que tuvo como epicentro a la Patagonia chilena y que también se sintió en la localidad argentina de Esquel.
Los reportes de las autoridades chilenas indican que aún no se conoce el paradero de las víctimas ni tampoco se ha podido registrar la identidad.
Si bien los equipos de rescate continúan en la búsqueda de las personas desaparecidas, las autoridades temen que nuevos movimientos telúricos se desencadenen en la zona y el rastrillaje se torne más difícil aún.
"No podemos descartar que haya más desaparecidos. Hay más casas destruidas. Puede ser que esas viviendas hayan estado deshabitadas pero eso no lo sabemos", sostuvo la intendenta de la región de Aysén, Viviana Betancourt, quien reconoció que habría más desaparecidos entre los habitantes de las zonas más aisladas.
La funcionaria explicó que las patrullas de rescate que rastrean el fiordo de Aysén –unos 1.300 km al sur de Santiago de Chile– constataron más casas destruidas por el fuerte temblor de 6,2 grados de magnitud sin que hasta ahora se haya identificado si hay más víctimas.
Sin embargo, la directora de la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi), Carmen Fernández, reconoció la posibilidad de que aumente la cifra del número de desaparecidos: "Tenemos dudas de que pudieran haber asentamientos humanos en los bosques de los fiordos", planteó la funcionaria.
La Onemi también alertó acerca de la posibilidad que se produzcan nuevos sismos y ordenó que las principales áreas de riesgo sea evacuadas, lo que incluye a las empresas salmoneras que son la base económica de la región.
"Esta sismicidad, con todo lo analizado científicamente, indica que no va a parar, y tampoco podemos descartar la probabilidad de que haya sismos de importancia en el futuro", indicó la directora del organismo.
Los expertos coinciden que el fenómeno registrado en la zona –una sucesión de temblores a la que denominan enjambre sísmico– obedecería al nacimiento de un cono volcánico submarino, cuyo magma presiona por emerger y en su camino rompe la roca bajo el mar del fiordo.
El riesgo de una emergencia, por lo tanto, es alto, como señaló el director del Servicio Nacional de Geología y Minería, Patricio Cartagena: "Si me preguntan si es una situación de riesgo, (debo responder que) sí".
Por ese motivo, con decenas de patrullas policiales y fuerzas militares como equipos de rescate, esta mañana se reanudó la búsqueda para dar con el paradero de los siete desaparecidos reconocidos hasta el momento.
La búsqueda está concentrada en localidades como Punta Camello, Playa Blanca, Punta Tortuga, el sector de Estero Frío y los alrededores de la Salmonera Friosur, una de las 14 plantas de cultivo de salmones instaladas en el fiordo.
Además de que algunos de los desaparecidos eran trabajadores de las salmoneras, el temblor y posteriores marejadas también provocaron millonarias pérdidas para esta actividad, según estimaciones preliminares de sus directivos.
En total fueron cuatro las salmoneras afectadas, cuyos ejecutivos se reunirán este martes con autoridades para evaluar daños y las alternativas de reconstrucción o el definitivo traslado de sus fábricas.
El domingo viajó a la zona la presidente Michelle Bachelet, quien fue recibida por furiosos habitantes de Puerto Aysén, que acusan al gobierno de no haber prestado suficiente atención a los temores expresados por la actividad sísmica.
"Nunca meto la cabeza debajo para tratar de ocultarme y no ver los problemas que hay. Y lo he hecho en cada uno de los casos que se ha requerido", dijo ayer la jefa de Estado chilena al defenderse de las críticas.