Rio de Janeiro - Con las divergencias bilaterales entre diferentes países a la vista, finalizó la XXXII Cumbre del Mercosur que se desarrolló en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, que dejó en claro que el proceso de integración deberá sortear severas demandas insatisfechas basadas en los respectivos intereses nacionales.
Como contracara de ello, en funcionarios técnicos había al final del encuentro un dejo de satisfacción. El año 2006 marcó un récord en el intercambio regional, lo que habla, según sostenían, de que más allá de conflictos bilaterales, la integración comercial se está llevando a cabo.
Pese a todo, el presidente argentino, Néstor Kirchner, después de reconocer la existencia de desequilibrios en las relaciones comerciales de las potencias regionales con las naciones más débiles económicamente, se mostró confiado en que “con fuerza de voluntad” éstas podrán ser resueltas.
“Debemos abocarnos con decisión a adoptar las medidas necesarias para reducir las asimetrías entre los socios”, solicitó Kirchner cuando hizo uso de la palabra, quien además señaló que ellas no sólo se deben a “la diferencia de tamaño de los países miembros, sino a “políticas públicas que impiden” a los más pequeños desarrollar sus potenciales de integración.
Al respecto, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, también destacó la necesidad de que “a la brevedad” se reúnan los países miembros del Mercosur para encontrar una solución definitiva al tema de las asimetrías.
“Es importante que a la brevedad se convoque a una reunión para tratar temas de asimetrías”, dijo el mandatario brasileño durante su alocución de esta mañana en el plenario de Jefes de Estado del bloque comercial.
En otro de los encontronazos que existieron entre los mandatarios en las últimas 48 horas, se destacó el conflicto que mantienen Argentina y Uruguay por la construcción de una planta de celulosa en río Uruguay, limítrofe entre ambos países. Además de la ausencia evidenciada de diálogo –sólo hubo críticas entre funcionarios de ambas naciones-, tampoco se pudo instalar el tema entre las conclusiones finales de la cumbre, como pretendía el gobierno de Tabaré Vásquez.
Tal vez, el único avance -a medias- del encuentro lo marcó la intención de Bolivia de ingresar como miembro pleno del bloque. Sin embargo, funcionarios del gobierno de Evo Morales manifestaron condiciones para pertenecer al grupo de países del Mercosur, como la permanencia dentro de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) para no perder otros mercados.
Por último, con el asunción de Paraguay en la presidencia temporaria del Mercosur, se abre la posibilidad de más enfrentamientos debido a las asimetrías comerciales –de las cuales el país guaraní dice ser víctima-. En un gesto inesperado para la Argentina, la cancillería paraguaya, en una de sus primeras declaraciones , instó a Buenos Aires y a Montevideo a que lleguen a “un entendimiento” sobre los cortes de rutas que realizan habitantes de Gualeguaychú, lo que podría provocar que los cruces que hasta el momentos se remiten a las naciones del Río de la Plata, se extiendan a la totalidad de la región.
El documento final es de por sí explicativo de los magros éxitos de la cumbre:
- Se expresa "gran satisfacción" por la petición boliviana de integrarse al bloque como miembro pleno, y se resalta la creación de un grupo de trabajo para examinar la cuestión.
- Se anuncia una reunión del Consejo del Mercado Común para el mes de abril, para seguir tratando la cuestión de las asimetrías.
- Se aprueban los proyectos incluídos en el Fondo de Convergencia Estructural del MercosurR (Focem), por el cual Uruguay y Paraguay recibirán 70 millones de dólares para distintos emprendimientos.
- El comunicado final también elogia la labor de Carlos "Chacho" Alvarez como titular de la Comisión de Representantes permanentes del Mercosur y su decisión de crear el Instituto Social del organismo regional.
- En el aspecto comercial, los presidentes destacan el hecho de que el intercambio comercial entre los países del bloque registró un record histórico en 2006.
- Se impulsa el pago en monedas locales de las transacciones comerciales entre Brasil y Argentina, con el objetivo que este
modelo pueda ser ampliado a los otros países.
