INTERNACIONAL
sondeos bajo la lupa

Como en Argentina, las encuestas no son infalibles en el mundo

Siete experiencias electorales recientes muestran que los métodos de medición sobre intención de voto son un problema global. Los errores se deben a un tipo de sufragio más volátil y a obstáculos tecnológicos.

Vaticinios. En muchos casos –Cameron, Rousseff, Netanyahu, Santos–, las encuestas subestimaron el poder de fuego electoral de los oficialismos en distintos países del mundo.
| AP y AFP

En la Argentina, criticar a las encuestadoras por sus pifias luego de cada elección se ha convertido casi en un deporte nacional. Los cuestionamientos suelen venir asociados a la idea popular de que las consultoras políticas erran porque fabrican el “diario de Yrigoyen” para los candidatos que las contratan. Es posible que, en algunos casos, eso sea cierto. Sin embargo, también hay razones estructurales detrás de los yerros de los encuestadores. Así lo demuestra el hecho de que los sondeos de opinión no sólo fallan en nuestro país: ejemplos electorales recientes de otras latitudes revelan que las limitaciones de los métodos de medición para la intención de voto son un problema global.
Los especialistas en opinión pública atribuyen estas falencias a dos factores. “En primer lugar, nos encontramos ante la aparición de un nuevo tipo de votantes: jóvenes sin las filiaciones políticas tradicionales para los que elegir a un candidato no es muy distinto que elegir un yogur o un shampoo –explicó a PERFIL el analista Sergio Berensztein, Doctor en Ciencia Política y ex director de Poliarquía Consultores–. En ese segmento, el voto es más volátil y migra fácilmente de una opción a otra, lo que le da dinamismo a su comportamiento electoral y lo hace más impredecible”.
El segundo elemento se vincula con obstáculos metodológicos y tecnológicos. “Hace algunos años, la red telefónica de línea permitía acceder a una muestra bastante representativa; hoy, poca gente utiliza el teléfono de línea –señaló Berensztein–. La red de celulares todavía no es trabajable y la encuesta domiciliaria es muy cara y compleja. Aparecen nuevas alternativas, como las herramientas de big data, pero por ahora son sólo complementarias y no reemplazan a la metodología tradicional. Lo viejo no murió, y lo nuevo no nació”. Siete ejemplos mundiales sirven como botón de muestra de los grandes desafíos que enfrentan hoy las encuestadoras.

1Reino Unido (2015). Durante las cinco semanas de campaña electoral en abril y mayo para las elecciones generales de este año, los sondeos vaticinaron un empate técnico o a lo sumo una mínima ventaja del primer ministro conservador David Cameron sobre los laboristas de Ed Miliband. Pero Cameron terminó ganando por un cómodo margen de seis puntos porcentuales y no sólo obtuvo su reelección por cinco años más sino también la mayoría absoluta en el Parlamento.

2Brasil (2014). Tras la trágica muerte del candidato socialdemócrata Eduardo Campos en agosto del año pasado, las grandes encuestadoras de Brasil –como Ibope y Datafolha– coincidieron en que su sucesora, Marina Silva, figura ascendente de la política brasileña, era la gran favorita opositora para derrotar a Dilma Rousseff en las elecciones presidenciales. Finalmente, Silva ni siquiera entró al ballottage: en la segunda vuelta, Rousseff derrotó por una estrecha diferencia a Aécio Neves, líder del tradicional PSDB, a quien las encuestas daban por muerto pocos meses antes.
3Israel (2015). Cuando ganó los comicios de marzo pasado, Benjamin Netanyahu festejó haberlo hecho “contra todos los pronósticos”. En efecto, pocos días antes de las urnas, el panorama era poco esperanzador para el primer ministro israelí: todas las encuestas auguraban una dura derrota para su partido Likud frente al laborismo, lo que hubiera impedido la reelección de Netanyahu. Resultado final: el giro nacionalista en la campaña del oficialismo se tradujo en un significativo ascenso de Likud en el Parlamento, lo que habilitó otro mandato de Netanyahu.

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4Escocia (2014). Apenas un día antes del referéndum popular sobre el proyecto para independizarse del Reino Unido, los sondeos publicados por algunos de los principales periódicos británicos –como The Daily Telegraph y Daily Mail– pronosticaron un final cabeza a cabeza entre el “sí” y el “no”, lo que generó expectativas sobre un posible desenlace secesionista. Sin embargo, el “no” a la independencia acabó imponiéndose por más de diez puntos porcentuales.

5Colombia (2014). Tras una primera vuelta en la que el presidente Juan Manuel Santos obtuvo apenas el 25,6% de los votos, las encuestadoras anticiparon una definición cerrada en el ballottage. Algunas firmas prestigiosas como Gallup incluso prefiguraron un triunfo del opositor Oscar Zuluaga. Sin embargo, Santos fue reelecto con una ventaja de más de seis puntos porcentuales y casi duplicó sus votos de la primera vuelta, en unos comicios que fueron considerados como un plebiscito al diálogo de paz con las FARC impulsado por el mandatario.
6EE.UU. (2014). En la previa a las elecciones de medio término para renovar el Parlamento, la mayoría de los sondeos predijeron correctamente un triunfo republicano. Sin embargo, ninguna encuestadora fue capaz de adelantar la magnitud de la verdadera “paliza” que terminaron sufriendo los demócratas, tal como reconoció el propio Barack Obama. Además de asegurar el dominio sobre la Cámara baja que mantenía desde 2010, la oposición conservadora se alzó con el control del Senado y consiguió victorias en estados que un par de años antes habían apoyado al Partido Demócrata. Tras la arrolladora victoria republicana, los medios se preguntaron si había llegado el fin de la   era Obama, una hipótesis que ahora parece desdibujarse por la recuperación de los demócratas en los sondeos para las presidenciales de 2016.

7México (2012). Pocos días antes de las presidenciales, las principales casas encuestadoras pronosticaron un holgado triunfo del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, sobre el postulante de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador. Algunas llegaron a señalar hasta 18 puntos porcentuales de ventaja. Al final, Peña Nieto ganó por un tercio de esa supuesta diferencia. Y López Obrador denunció ante la Justicia Electoral una campaña de las consultoras para dirigir el voto en su contra.