“La Iglesia debe siempre ser reformada porque sus miembros son pecadores y necesitan convertirse”, aseguró ayer Francisco, reforzando aún más las versiones sobre los eventuales cambios que implantará. El cuestionario que envió a las Conferencias Episcopales y a los obispos de todo el mundo anuncia que las moficaciones no serán en la doctrina, sino en la tarea pastoral y en el modo de relacionarse con los fieles. Según el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, “solamente se trata de un documento de carácter consultivo enviado a las Conferencias Episcopales de todo el mundo”.
Pero el gesto, difundido por primera vez por la prensa, despertó curiosidad y expectativa en los 1.200 millones de fieles. “Hay una intención del Papa de hacer público el debate de los temas y de la realidad en el mundo católico. La intención es abrir el juego. Está invitando a los obispos a que recojan las opiniones críticas que hay”, confió a PERFIL José María Poirier, director de la revista católica Criterio. Francisco buscaría descentralizar la discusión sobre las reformas, traslandándola a las periferias que tanto pregona en sus homilías.
Los religiosos tienen hasta enero para contestar las 38 preguntas. Lo que aún no está claro es cómo será la dinámica para elaborar las respuestas: si lo harán los obispos o si las Conferencias Episcopales enviarán el documento a las parroquias de cada país, para que los fieles participen. Por lo pronto, la Iglesia de los Estados Unidos ya colgó en su sitio web el cuestionario.
Aunque el Vaticano adelantó que no habrá cambios en la doctrina de la Iglesia, es probable que el Sínodo de los Obispos, que será en 2014 y 2015, marque un antes y un después con respecto a los divorciados que se volvieron a casar y hoy no pueden recibir la eucaristía. En ese sentido, el cuestionario, que versa sobre problemáticas familiares, hijos extramatrimoniales y el matrimonio homosexual, busca reexaminar la tarea misionera y pastoral de la Iglesia, es decir, cómo llegar a los fieles que se alejaron del catolicismo.
En ningún momento plantea aceptar el matrimonio gay. “La Iglesia mantiene una posición adversa al matrimonio de personas del mismo sexo. Jorge Bergoglio quiere saber cuál es la dinámica pastoral que tiene que tener la Iglesia para llegar a esas personas”, completa Poirier, filósofo de la Universidad Lateronense de Roma.
Pero enciende una luz de esperanza para los que piden que la Iglesia acepte el entorno en el cual viven los católicos. “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad –dijo Francisco en Brasil–, ¿quién soy yo para juzgarlo?”.