Embarcado en una cruzada mundial contra la petrolera asociada a YPF en Vaca Muerta, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, llevó este jueves a la Argentina la campaña “La mano sucia de Chevron”, en una audaz jugada política. Aunque bajó el tono a las críticas tras la reunión bilateral con Cristina Fernández de Kirchner, la embajada y funcionarios de ese país le mostraron a PERFIL los spots de la iniciativa que el mandatario lanzó en Ecuador, con el objetivo de boicotear las actividades de la empresa en la región.
El presidente no declaró demasiado, pero dejó que sus asesores difundieran los ocho spots que lanzó esta semana el canal estatal Ecuador TV y publicó en la web el Palacio de Carondelet. “Las herramientas que vamos a utilizar para combatir a Chevron son la verdad y el llamado a la solidaridad de los ciudadanos del mundo para no comprar sus productos”, sostuvo el mandatario al iniciar la campaña desde la Amazonia ecuatoriana. Esa solidaridad apuntó este jueves al gobierno argentino, aliado de Correa.
Fue muy cuidadoso en sus palabras, pero envió un mensaje que, aunque no fue crítico con la Casa Rosada, aludió a la controversia con la petrolera norteamericana. “Si Cristina Kirchner hubiera sido presidenta de Ecuador en la época en que Texaco –luego Chevron– destruyó la selva, jamás lo hubiera permitido”, disparó el primer mandatario. “Confiamos en Cristina, sabemos cómo piensa y siente. Todo nuestro apoyo a la Presidenta, esto para evitar todo tipo de especulaciones que se han tenido al respecto”, completó, intentando cuidar su relación con CFK.
La cruzada anti-Chevron llevó a Correa a hundir este martes su mano en una pileta de crudo en el Campo Aguarico 4, provincia de Sucumbíos, en plena Amazonia ecuatoriana, para demostrar el daño que habría causado la empresa hace treinta años. “Este es uno de los mayores desastres ambientales de la historia del planeta. Es 35 veces más grave que el derrame de British Petroleum en el Golfo de México. Es 18 veces más grave que el derrame de Exxon Valdez en la costa de Alaska. Lo quisieron y quieren dejar en la impunidad. Vamos a mostrarle al mundo la mentira de Chevron. Vamos a mostrarle al mundo la mano sucia de esta petrolera”, afirmó Correa.
Por su parte, la compañía no tardó en responderle al jefe de Estado y calificó la campaña como un “show mediático”. “El presidente le ofreció a la prensa en su recorrido un relato distorsionado e incorrecto de la historia de esos sitios y de quién es responsable por cualquier impacto ambiental presente”, señaló James Craig, asesor de comunicaciones para América latina de Chevron. Según la empresa, la estatal Petroecuador es la responsable por la contaminación.
“Chevron politizó esto”, asegura en su campaña Correa, en la que busca que artistas, intelectuales y Premios Nobel de la Paz visiten los terrenos contaminados y se manchen las manos con el petróleo que habría vertido entre 1964 y 1990 la ex Texaco, adquirida en 2001 por Chevron.
En 2012, la empresa fue condenada por la Justicia a pagar 19 mil millones de dólares, pero el fallo, considerado fraudulento por la empresa, aún debe ser ratificado. Sin embargo, Chevron acudió al Tribunal Internacional de Arbitraje de La Haya, citando el Tratado Bilateral de Inversiones entre los Estados Unidos y Ecuador (BIT), y denunció que Ecuador “violó sus obligaciones” internacionales.
Correa viajó el jueves a la Argentina para participar de la XXV Conferencia Scout Interamericana. Minutos antes, CFK lo había recibido en Olivos. A dos días de lanzar la campaña mediática, el scout presidente trajo la polémica millonaria con Chevron a la Argentina, en un esfuerzo por concientizar al Gobierno sobre los supuestos daños ambientales del gigante energético.