INTERNACIONAL
ali akbar salehi

Del memorándum por AMIA a dirigir el plan nuclear iraní

El ex canciller que firmó el acuerdo con Timerman es el único asesor que mantuvo el respaldo de Rohani. El apoyo del ayatolá.

El pacto. Salehi y Timerman intercambian la documentación que ratificó el acuerdo por AMIA.
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Alí Akbar Salehi es el único ministro de Mahmoud Ahmadinejad que fue convocado por el flamante presidente iraní, Hassan Rohani, para su nuevo gobierno. Luego de haber sido la cara visible de Teherán en la firma del memorándum con la Argentina por la causa AMIA, el ex canciller fue designado jefe del programa nuclear iraní, un puesto clave desde el que podría ayudar a descomprimir la tensa relación de la República Islámica con las potencias occidentales.

Salehi, un físico nuclear de 64 años que se formó en los Estados Unidos, ocupará la dirección de la Organización de la Energía Atómica de Irán (OEAI). Será el responsable de todas las instalaciones nucleares iraníes en funcionamiento y representará a su país en las reuniones anuales de los Estados miembros de la Agencia de Energía Atómica Internacional (AIEA), que se celebran en la ciudad austríaca de Viena.

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El ex diplomático conoce bien el puesto: fue representante permanente de Irán ante la AIEA entre 1997 y 2005 y jefe de la OEAI en 2009 y 2010, bajo el gobierno de Ahmadinejad. Reemplazará en el cargo a Fereydun Abbasi-Davani, considerado un “duro” en la relación con Occidente. Salehi, en cambio, es un pragmático con alto perfil internacional y juego propio en la política iraní. Su designación se inscribe en la aparente intención de Rohani de distender el vínculo con Washington y sus aliados para que relajen las sanciones económicas contra Irán por su programa nuclear.

“La elección de Salehi revela una intención seria de Irán de sentarse a la mesa de negociación con la AIEA y el grupo P5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) –dijo a PERFIL el investigador Alí Vaez, experto en Irán de Crisis Group, una organización internacional dedicada a la resolución de conflictos–. Es un científico educado en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que conoce los detalles técnicos del plan nuclear iraní.”

Pero Salehi está lejos de ser meramente un científico técnico y un académico destacado. El ex canciller mostró su cintura política durante la elaboración del acuerdo entre Irán y la Argentina por la causa AMIA. Fue él quien negoció la firma del memorándum con su par Héctor Timerman en Etiopía. Luego actuó como vocero oficial del gobierno iraní sobre el tema y puso la cara para las maniobras dilatorias que fue hilando el país persa.

Su tono moderado es valorado en el exterior y sorprendió con gestos como el evitar referirse a Israel como “entidad sionista”. A nivel interno, antes de las últimas elecciones figuró en la danza de nombres para la presidencia. Aunque fue un funcionario clave de Ahmadinejad, se lo señala como un hombre con línea directa con el ayatolá Alí Jamenei. Ya alejado del diálogo con la Argentina, Salehi será ahora el encargado de tranquilizar a las potencias temerosas de que Irán consiga la bomba.

En sus primeras declaraciones sobre la cuestión nuclear luego de su designación, el funcionario adelantó que la administración de Rohani adoptará un enfoque “win-win” en las negociaciones con Occidente. “Esperamos que el nuevo gobierno maneje los asuntos técnicos y jurídicos relacionados con el tema nuclear de modo que se cumplan los intereses de la República Islámica y al mismo tiempo sean superadas las preocupaciones del Grupo 5+1 al respecto”, manifestó.

Sin embargo, marcó el terreno al calificar como “injustificables” las presiones contra Irán por su programa de enriquecimiento de uranio. Al igual que en el acuerdo con la Argentina, la ambigüedad parece ser la marca distintiva de los negociadores iraníes.