El símbolo del periodismo mundial se vendió esta semana por sólo 250 millones de dólares. Para cualquier mortal, se trata de una cifra importante. Para Jeff Bezos, el comprador del The Washington Post y dueño de Amazon, tan sólo significó el 1% de su fortuna, valuada en 25 mil millones de dólares. Pero, ¿por qué la familia Graham, propietaria del diario que destapó el escándalo del Watergate y empujó a Richard Nixon a la renuncia, entregó la empresa?
Lo cierto es que el diario ya no es lo que era. Desde 1993 hasta la actualidad su circulación cayó a casi la mitad, pasando de 832.332 a 474.767 ejemplares. También se agotó su modelo de negocios. En 13 de los últimos 15 trimestres, el diario tuvo déficit, que totalizó un rojo operativo de 412 millones de dólares. La mayor parte de esa fuga de dinero se explicó por el pago de pensiones y de retiros voluntarios a empleados, como parte de un plan para reducir la plantilla laboral. De hecho, la redacción tenía, en sus años de esplendor, más de mil periodistas y actualmente alberga a 640 profesionales.
Sin embargo, en los primeros seis meses de este año, la empresa no pudo revertir los números negativos, que alcanzaron los 49,3 millones de dólares, cuando en el mismo período de 2012 el déficit había sido de 33,2 millones. Según el último reporte de ganancias de The Washington Post Co., el conglomerado de empresas de los Graham, el grupo tuvo ingresos por 1981 millones en lo que va de 2013, principalmente motorizados por dividendos de la editorial educativa Kaplan –que representaron el 55% de la compañía– y por la televisión por cable –el 20% de los ingresos totales–. En ese esquema, el diario, la nave insignia de los Graham, era un lastre para el resto de los emprendimientos. Tal es así que la rentabilidad del grupo sólo ascendió a los 116,1 millones de dólares en el último semestre. “Estábamos en el séptimo año consecutivo de caída de los ingresos. ¿Qué podíamos hacer?”, explicó Donald Graham al justificar la venta del diario que pertenecía a su familia desde 1933.
El prestigioso medio de comunicación fue víctima de malas decisiones empresarias y de la incapacidad de sus directivos de innovar y adaptarse a la nueva era de periodismo digital. “Fue una venta de liquidación. The New York Times está valuado por el mercado de valores en más de 1.500 millones. La decisión de los Graham, de no convertirse en un medio nacional cuando tuvieron la oportunidad, fue un enorme fracaso”, opinó el periodista Ryan Chittum en la prestigiosa Columbia Journalism Review.
The Washington Post perdió preeminencia frente a su eterno competidor, The New York Times, dirigido por la familia Sulzberger, ya que sólo se distribuía en la capital, Maryland y Virginia del norte. Además, la aparición de Politico, un diario gratuito editado en Washington y dirigido por ex periodistas del Post, se convirtió en un nuevo dolor de cabeza para los Graham.
Otra señal del ocaso de la empresa llegó el año pasado, cuando The Washington Post Co. no apareció dentro del listado de las 500 más grandes corporaciones del país, publicado por la revista Fortune. En 2011, la firma había estado ranqueada en el lugar 470.
Sus periodistas ganaron 47 Premios Pulitzer y redefinieron el periodismo, pero los Graham no supieron capitalizar el prestigio ganado.