Luego de poco más de veinte días de rumores e incertidumbre por el celo cubano sobre la salud del presidente Hugo Chávez Frías, el mismo mandatario rompió el silencio y se dirigió al pueblo venezolano. Con gesto adusto, y bastante más delgado que en sus últimas apariciones públicas, el jefe de Estado confirmó la noticia: fue operado de un tumor cancerígeno en la zona pélvica.
Inicialmente, la información proporcionada desde Cuba se orientó hacia la extracción de un absceso pélvico pero, ante el paso de los días y la creciente duda de los medios y la oposición venezolana sobre las condiciones de su presidente para mantenerse al frente del gobierno, Chávez admitió la gravedad de su estado de salud, aunque resaltó la satisfactoria evolución del tratamiento postoperatorio. “Confieso que tenía previsto hacer sólo un chequeo en la rodilla izquierda”, señaló Chávez, a pesar de que su salud comenzara “a dar muestras evidentes de deterioro”.
“A lo largo de toda mi vida vine cometiendo uno de esos errores fundamentales: descuidar la salud y ser muy renuente a los chequeos y tratamientos médicos”, admitió. “Ya en La Habana, en la tarde del 8 de junio, estábamos con Fidel. Él me interrogó casi como un médico. Yo me confesé casi como un paciente”, confió a la audiencia.
De acuerdo con el mandatario, el 11 de junio los médicos detectaron “una extraña formación en la región pélvica que ameritó una intervención de emergencia ante el inminente riesgo de una infección generalizada”.
“Comenzó un tratamiento antibiótico intensivo con una positiva evolución, que trajo una notable mejoría”, explicó. “Sin embargo, y a pesar de la notable evolución general, fueron apareciendo sospechas de otras formaciones no detectadas”, prosiguió.
Diferentes estudios “confirmaron la existencia de un tumor abscesado con presencia de células cancerígenas, lo cual hizo necesaria una segunda intervención quirúrgica que permitió la extracción total de dicho tumor”, anunció el venezolano, quien insistió en que evoluciona satisfactoriamente mientras recibe los tratamientos complementarios para combatir la enfermedad que le fuera confirmada en persona por el propio Fidel Castro.
El futuro de Venezuela. Aunque se trata sólo de un alejamiento físico, ya que no delegó el poder en ningún funcionario, la ya confirmada enfermedad de Hugo Chávez pone sobre la mesa el panorama incierto de la política venezolana y las divergencias dentro de su mismo gabinete.
Mientras la oposición pedía delegar el poder en su vice, Elías Jaua, y la difusión de un parte médico diario, el canciller, Nicolás Maduro, y el presidente del Congreso, Fernando Soto Rojas, se contradecían sobre la salud del mandatario. No obstante, el hecho de que Chávez fuera contra las leyes nacionales al no declarar la fecha de su regreso y el viaje repentino de su hija (y la madre de ella) a La Habana, dieron una pauta clara sobre la seriedad de su estado.
“He estado consciente de cierto grado de angustia e incertidumbre en la nación venezolana, más allá de los intentos manipuladores de algunos sectores bien conocidos”, comentó el mandatario durante su alocución, al tiempo que comparó su reposo actual con su detención en 2002, durante un intento de golpe a su gestión.
Para Chávez, su mensaje durante esa crisis institucional “fue un canto de dolor lanzado desde el fondo de otro abismo que sentía me tragaba en su garganta y me hundía”.
“En este nuevo momento de dificultades, comencé a pedirle a mi señor Jesús, al manto de la Virgen, diría mi madre, para que me concedieran la posibilidad de hablarles, no desde un sendero abismal”, afirmó el presidente. “Ahora quería hablarles desde este camino empinado por donde siento que voy saliendo de otro abismo. Creo que lo hemos logrado. Gracias Dios mío”, concluyó.