Richard Remes, un belga de 57 años que en 2009 roció a su mujer con ácido, fue condenado a 30 años de prisión por un tribunal en Bruselas.
Se trata de la pena máxima que supone haber desfigurado a su esposa con ácido sulfúrico, causándole daños irreversibles. Patricia Lefranc, de 46 años, se sometió a 80 intervenciones quirúrgicas para reparar su rostro. Como consecuencia del ataque perdió la vista de un ojo, una oreja y un dedo.
El fiscal del caso describió habló una agresión "salvaje, premeditada, organizada a sabiendas de los efectos devastadores del ácido”.
La abogada defensora de Remes, padre de cinco hijos, pidió que “emitan un veredicto que sea un mensaje. Díganle que creen, aunque sea un poco, en el ser humano que hay dentro de él".
La Justicia entendió que se trató de un intento de homicidio aunque Remes confesó durante el juicio que sólo le quería "dar un susto".