Con una sensible misión diplomática, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, envió esta semana a dos de sus ministros a Nueva York y Buenos Aires para tratar el espionaje cibernético en el marco de la crisis con los Estados Unidos, luego de que tomara estado público que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) violó las comunicaciones del Palacio del Planalto y de la petrolera Petrobras.
Para bajar el tono de la disputa, el gobierno de Barack Obama nombró como nueva embajadora a Liliana Ayalde, de ascendencia latina, que arribaría el lunes a Brasilia. Sin embargo, Rousseff aún no confirmó si mantendrá en octubre en la Casa Blanca una reunión bilateral con su par norteamericano.
El ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Luiz Alberto Figueiredo, conversó el jueves con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en Nueva York, un día después de haberse reunido en Washington con Susan Rice, asesora de Seguridad Nacional de Obama. Según informó ayer el diario Folha de São Paulo, el diplomático habría transmitido en el Palacio de Cristal la preocupación brasileña con el accionar de la agencia norteamericana NSA. Figueiredo tampoco brindó detalles de su cita con Rice este miércoles.
Sin embargo, quien sí habló sobre esa reunión fue el ministro de Defensa, Celso Amorim, ex canciller entre 2003 y 2010. “No conozco el resultado de la conversación de mi colega Figueiredo y Susan Rice, pero estos casos recientes de espionaje nos ilustran sobre cómo esta cuestión cibernética está relacionada con los recursos naturales, y nuestra región es muy rica en recursos naturales, energía, petróleo y alimentos”, declaró ayer en Buenos Aires el funcionario brasileño, tras su reunión con el ministro de Defensa Agustín Rossi.
La misión de Amorim en la Argentina sería complementaria con el viaje de Figueiredo a Washington y Nueva York, ya que en ambas giras predominaron en la agenda la preocupación por las incursiones ilegales de la NSA y la necesidad de construir posiciones comunes ante ellas. “El riesgo no es solamente el espionaje, también el sabotaje. La guerra cibernética es la guerra del futuro, esperamos que ésta no ocurra”.