INTERNACIONAL
la mano de dios

Dilma también disfruta del "efecto Papa" y mejora su imagen

El respaldo a la presidenta mejora luego de la visita de Francisco. En el oficialismo de Brasil ahora se habla de un “cambio de clima”, que le puso fin a las masivas protestas.

El club de la buena onda. Francisco fue recibido por Dilma Rousseff el mes pasado. El papa argentino convocó a tres millones de personas en Río de Janeiro.
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La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, recuperó esta semana parte de la popularidad perdida luego de las masivas manifestaciones de protesta de junio pasado, de acuerdo a una encuesta publicada ayer por el diario Folha de São Paulo. El sondeo de Datafolha indica que la popularidad del gobierno del gigante sudamericano subió 6%, pasando del 30 al 36% de aprobación. Pero el dato más sorpresivo fue que ese crecimiento tendría una explicación “celestial”. Según el Palacio del Planalto, el Ejecutivo volvió a ganar el apoyo de la gente, en parte, debido a la visita del papa Francisco.

“La presencia de Francisco cambió el ambiente político contaminado por noticias negativas”, confió ayer un asesor de Rousseff a G1, el sitio de noticias del Grupo Globo. El Sumo Pontífice estuvo en Río de Janeiro y Aparecida entre el 22 y el 28 de julio, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud.

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Así, la mandataria brasileña dejó atrás el atribulado mes de junio, cuando su imagen cayó 30 puntos en plenos reclamos por más salud, educación, mejor transporte y un recambio de la dirigencia tradicional del país. “La encuesta indica que Dilma reaccionó escuchando a las calles y diferenciando el trabajo de su gobierno del del Congreso”, dijo Mauro Paulinho, director de Datafolha.

Según el sondeo, la aprobación de la gestión Rousseff es mayor entre los más pobres, que ganan menos de 600 dólares, con el 41% de apoyo. Por su parte, entre los ricos el gobierno tiene sólo una aprobación del 29%. Mientras el 36% calificó como “buena” la gestión, se redujo de 43% a 42% el porcentaje de los que la consideran “regular” y cayó de 25 a 22% el de los que la definen como “mala” o “pésima”.

La encuesta también demostró que los brasileños esperan que la gestión económica de Rousseff, que esta semana celebró que el país cumplirá su meta de inflación –con techo de 6,5% anual–, genere más beneficios en el futuro para la vida de las personas. Los analistas de Datafolha sostienen que este punto varió del 44% al 48%. Además, el sondeo reveló que existe menos optimismo frente a los posibles beneficios que las protestas puedan generar: en junio el 65% decía que la ola de manifestaciones provocaría mayores beneficios que perjuicios, mientras que ahora dice eso el 49%. La caída de la imagen de Dilma en el primer semestre del año fue dramática, ya que bajó del 65% en marzo al 30% a fines de junio.

La encuesta que le alegró el fin de semana a la jefa de Estado fue realizada entre el miércoles y ayer y abarcó 160 municipios, en los cuales hubo 2.615 entrevistados. La mejoría en la percepción del gobierno y la reacción de Rousseff ante las protestas habían sido anticipadas por una encuesta de Ibope, que había indicado que el 85% de la población apoyaba una reforma política como la planteada por Rousseff, que fue rechazada por sus aliados y por la oposición en el Congreso.

El sondeo posicionó nuevamente a la presidenta dentro del Partido de los Trabajadores (PT) para presentarse a la reelección en octubre de 2014. “No estoy en campaña. Sí lo tienen que estar los que quieran mi lugar”, dijo Dilma el viernes en Porto Alegre. Ayer, quien salió a respaldar una eventual candidatura de Rousseff fue su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva. “Tendré mucho orgullo y moriré feliz al día siguiente de las elecciones si podemos anunciar al mismo tiempo la victoria de la presidenta Dilma y la elección por primera vez de un gobernador nuestro en el estado de San Pablo”, declaró el ex mandatario.

Ahora, con la bendición del Papa y de Lula, Rousseff parece haber dejado atrás los efectos del “Brasilerazo” y reconquistado la simpatía de los brasileños.