En un entorno internacional dinámico y cambiante, tanto las potencias desarrolladas como las emergentes, buscan diversificar sus relaciones internacionales, procurando optimizar sus intereses y maximizar en lo posible sus grados de autonomía. Este enfoque es de relevancia para una Argentina que debería, con estos objetivos mencionados en mente, implementar una estrategia de Horizontes Diversos para su política exterior, buscando mantener relaciones positivas y simultáneas con las potencias establecidas, los nuevos centros de poder y el exterior próximo.
Un caso notable es la relación entre Francia e India, simbolizada por la invitación del presidente Macron al presidente Narendra Modi a participar en los grandes festejos y desfiles militares del 14 de Julio, día nacional de Francia. Así, celebrando 25 años de asociación estratégica y una nueva fase en esta relación bilateral, las tropas indias circularon como invitadas de honor en el célebre desfile por la avenida de los Campos Elíseos. Esta visita de alto nivel simbólico, refleja la constante búsqueda de ambos países por maximizar sus intereses nacionales. Para Francia esto ocurre a pesar de su rol clave en la Unión Europea, muy crítica de la India por no condenar a Rusia en su invasión de Ucrania. Para una potencia emergente como India, esto ocurre cuando se encuentra amenazada potencialmente por China, y por un creciente deslizamiento de Moscú hacia Beijing.
India se encuentra hoy, como país organizador del G20 en 2023, realizando un delicado balance entre Occidente, China y Rusia. Miembro prominente del grupo Brics y del llamado “Sur Global”, India fue criticada por la Unión Europea por no condenar la invasión rusa de Ucrania, y por aumentar significativamente la importación del petróleo ruso. India defendió su posición con varios argumentos, incluyendo destacar su histórica dependencia de Moscú en cuanto al equipamiento militar. Un segundo argumento es que India –quien fue aconsejada en su momento para no comprar petróleo ni a Irán, ni a Venezuela–, no puede hoy dejar pasar la oportunidad de comprar petróleo barato para sus habitantes. Otro argumento fue que la guerra en Ucrania es básicamente un problema europeo. En esta línea, el canciller S. Jaishankar irónicamente expresó que para Europa: “los problemas de nuestros países son nuestros, los problemas de Europa son de todo el mundo”. Es en este complejo contexto que India llegó a un acuerdo con Francia para comprar veintiséis aviones Rafale, preparados para uso en sus portaaviones, y tres submarinos Scorpène. Es importante notar que entre 2018 y 2021, Francia vendió el 30% del equipamiento militar a la India, convirtiéndose en el segundo proveedor, después de Rusia. Para el establishment político-militar indio, es importante depender menos de Rusia en cuanto al material militar, dado un cierto acercamiento de Moscú a su principal rival regional: China. Así, Francia se ha comprometido a una mayor cooperación atómica, espacial y en materia de defensa, incluyendo la transferencia de tecnología. Debe recordarse, además, que cuando en 1998 India realizó ensayos nucleares, Francia fue la única potencia occidental en no imponer sanciones a Nueva Delhi. Subrayando la voluntad de un trabajo futuro conjunto, Francia apeló a un pasado conjunto al honrar en el desfile del 14 de Julio a un regimiento del Estado indio de Punjab, quien peleó junto a las tropas francesas en la Primera Guerra Mundial, en territorio europeo. Por ello Macron expresó que “Soldados indios lucharon con nosotros lado-a-lado en las trincheras y en los valles, y estoy muy orgulloso de ver al regimiento de Punjab, en el corazón de París”.
Para Francia es importante seguir construyendo construir lazos con Nueva Delhi. Desde el punto de vista económico, India es la quinta economía mundial y el segundo socio comercial de Francia en Asia. Desde el punto de vista geopolítico,es importante para París profundizar la cooperación y seguridad naval en el Indo-Pacífico, donde Francia posee una serie de islas: –La Reunión y Mayotte en el Índico, y Polinesia Francesa, Wallis y Fortuna, y Nueva Caledonia en el Pacífico–, además de una vasta zona económica exclusiva. Esto es especialmente cierto luego del golpe que representó que Australia decidiera cancelar un importante contrato por la compra de submarinos Scorpène a Francia, para luego formar la alianza Aukus con EE.UU. y Gran Bretaña, y así adquirir submarinos norteamericanos. Francia e India están de acuerdo en que el Indo-Pacífico debe permanecer abierto y libre ante cualquier poder hegemónico, y en particular ante la creciente asertividad de China en la región. Es entonces por razones económicas y geopolíticas que Macron expresó: “India es un gigante de la historia del mundo, que va a jugar un rol decisivo en nuestro futuro. Es un socio estratégico y un país amigo”.
Tanto Francia como India son ejemplos de la diversificación dinámica en el manejo internacional de sus respectivas áreas militares. Es decir, no de una diversificación estática, sino que de una diversificación que maximiza el interés nacional en cada etapa, sin dejar de cumplir con sus objetivos esenciales. En el caso de la India, el acceso a los equipamientos militares de calidad fue crítico para mantener su seguridad territorial. Si desde el tiempo de su independencia dependió casi enteramente de Moscú –incluyendo aviones Sukhoi y Mig, tanques T-90 y T-72, helicópteros Mi-17, y rifles–, Nueva Delhi no dudó en pedir apoyo norteamericano durante la invasión china de Aksai Chin en 1962. Si ya compraba armamentos a Francia en los 50 y 60, y a partir de 1998 tuvo una relación estratégica con París para adquirir aviones Mirage y Rafale, también procuró obtener armamento de Israel –sistemas antimisiles y drones–, y buscó estrechar los lazos en materia de equipamiento militar con EE.UU., en el tiempo de Barak Obama.
En el caso de Francia, esta diversidad dinámica le permitió mantener competitiva a su industria de armamento a nivel mundial, y potenciado su influencia. Como ejemplos, Francia vendió sus aviones Rafale a Grecia, Qatar, Egipto y ahora India. Y sus submarinos Scorpène a Chile, Malasia, Brasil y ahora India. En el caso de los submarinos Scorpène, como se mencionó, Francia debió superar la cancelación de una compra de parte de Australia, reviviendo la actitud “anti-anglo-sajona” gaullista en ciertos dirigentes franceses. En este sentido, la venta de estos submarinos a India, debe verse como un triunfo y un bálsamo para París. Por otro lado, Francia no parece vender equipamientos militares como los mencionados, a enemigos de la OTAN o de Occidente, para no atentar contra su propia seguridad.
*Analista internacional.